DEL
PUERTA A PUERTA AL PORTAZO
Tras el éxito de la
campaña del puerta-a-puerta realizada en Otoño, el PSOE ha decidido repetir.
Aquello consistía en
dar un comic que resumía diez años de tenernos a todos en un puño (apretados
junto a los pinchos del tallo de una rosa de plástico).
La próxima campaña
va a ser para preguntar —los psoistas— por lo que hicieron mal. No lo saben.
La idea del
puerta-a-puerta está muy bien y se basa en el conocido dicho de "hablando
se entiende la gente".
En Zamora, la pasada,
la de otoño, la tuvieron que hacer sin comic porque en una de las viñetas del
TBO, la "familia-maravillas- agradecía que el PSOE hubiera sacado las
carreteras por fuera de las ciudades, en circunvalación.
Pero como Zamora es
el único caso con carretera (Cardenal Cisneros) por en medio, y a petición del
PSOE de aquí, pues claro, los comics aparecieron un día tirados en la cuneta de
Trascastillo.
Una pena, porque el
éxito de todo comic se basa en la fantasía y nunca en la realidad.
Decíamos que tras el
éxito del primer puerta-a-puerta (de hecho si no lo hubieran hecho estarían
peor en las encuestas: las últimas son todas en cuesta abajo) pues van a hacer
otro puerta-a-puerta.
El puerta-a-puerta
se basa en la amabilidad y gentileza del pueblo llano.
Su éxito radica en
que se llama a una puerta y sabes que el buen corazón de los que allí viven va
a permitir intercambiar palabras, y tras ellas la nobleza de espíritu de las
gentes dará pie para seguir en conversación.
El modelo del
puerta-a-puerta radica, está, se debe, a un valor positivo que poseen las
personas sencillas, se basa en ese buen espíritu que se traducirá en cortesía,
esa que nace de la confianza en el prójimo.
Con el
puerta-a-puerta, el PSOE pretende que se le abran hogares para tras charlar con
la familia, que ésta les de el voto que les permita obtener la llave de otros
hogares: ¡las instituciones! pero...
¿qué hacen los
psoistas cuando el vecino que abrió su puerta y confió en quien llamaba, ya le
ha dado el voto —la llave—por ejemplo del Ayuntamiento?
¿Le corresponde el
PSOE al pueblo con la misma disposición que este tuvo al abrirle la puerta de
su casa?
Veamos. En el
Ayuntamiento de Zamora, no vaya usted a ver a ningún concejal del equipo de
gobierno por las mañnas, porque no reciben.
Solo reciben por las
tardes, pero ojo, únicamente ¡con cita previa!, es decir después de (es de
suponer) filtrar las visitas-incómodas.
Normas, como se ve,
que son todo lo contrario de las de cualquier ciudadana/o cuando le molestaban
en casa con el puerta-a-puerta.
Claro que usted, que
es muy sensato, tal vez considera normal que concejales tan agobiados pongan un
orden como por ejemplo el dentista.
De acuerdo, pero
entonces por qué la orden de recibir solo por las tardes y con cita previa se
ha dado para todos los concejales, cuando algunos no lo hemos solicitado?
Creo que es mi
deber:”el que me mareen las gentes contándome
sus problemas", no quiero —no es necesario en mi caso tanto protocolo--;
pues bien aún así el alcalde sin consultar con los grupos, a dispuesto tan
exagerada norma..., porque la cosa sigue.
La asistencia a los
plenos, que es pública por ley, como lo son muchas audiencias en los juzgados,
solo se puede hacer "con el carnet en la boca", lo que no exigen ni
en el Palacio de Justicia, a pesar del trasiego de delincuentes que por allí se
da.
Pero hay más, es tal
la descortesía y la falta de correspondencia con lo que se le pide al pueblo,
en cuanto a espíritu abierto, en el puerta-a-puerta y lo que le devuelve el
partido en el poder a ese pueblo una vez
la poltrona que: ¡Pásmese! La policía municipal
tiene orden de no informar, ni siquiera, sobre si un concejal está o no en la
casa.
Es decir, orden de
mentir o ser groseros, pues si saben que alguien está y les preguntan ¿que
pueden hacer? o mentir o hacer ruidos extraños.
Así de triste se
escribe la historia: el buen corazón que tienen unos para abrir la puerta de su
casa, es luego premiado con un portazo en las narices, y además un portazo con
la puerta de todos: la del Ayuntamiento.
Francisco
Molina (Concejal de IU). La Opinión de Zamora. Entre 1991 y 1995
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