LOGSE
O MUERTE
¿Qué gracia tendría
el derecho de pernada si fuera obligatorio? Ninguna.
Y ello por una razón
sencilla, si un derecho es obligatorio (derechos forzados) se convierte en un
deber.
Algo tan evidente se
oculta para poder abusar de la gente dándole deber por liebre,
Por otro lado,
resulta que sabemos que en otros países explotan a los niños haciendo que
piquen piedra desde los 9 años o que trabajen en minas desde los 10 o que se
prostituyan sin edad.
Mientras que aquí
nos consideramos dioses porque no solo no les tratamos mal, sino que encima les
damos el derecho a la enseñanza (y les tratamos tan bien que les damos ese
derecho a la fuerza haciendo la enseñanza ¡obligatoria!...)
Pero eso, no deja de
ser una mentira piadosa_ Veamos.
Sin discutir que
indudablemente entre tener que estar 30 horas empupitrado y 5 estudiando (o sea
35 horas semanales sin ley) y estar cargando piedras (preciosas o no), es menor
mal el primero.
Pero no nos engañemos,
la enseñanza es obligatoria por el bien... del profesorado, que así se
garantiza clientela en abundancia (cuanto darían los dentistas porque esa revisión
anual que recomiendan, también por nuestro bien, fuese obligatoria por ley).
Naturalmente que
esto suena fuerte, o sea difícil de creer. Pero fijemos un poco más.
Si usted cree que lo
bueno se tiene que dar por la fuerza, en este caso de la enseñanza, reconocerá
conmigo, que lo que se debería aprender por parte del forzado sería lo mínimo
imprescindible.
Pero no, una vez
decretado el negocio de la enseñanza obligatoria (negocio para profesores,
editoriales, iglesia, libreros, academias, e incluso padres... que se descargan
de las criaturas) acto seguido se puede observar que cada sector corporativo
tira de la manta para su lado.
Hace años propuse,
como profesor de Matemáticas, que compusiéramos un himno de la asignatura.
El motivo era
defender ésta respecto a otras, ya que se veía venir (y vino) la lucha de unas
materias respecto a las opuestas (las letras contra las ciencias, las filosofías
contra las tecnologías, los latines contra las músicas, las religiones contra
las éticas,...).
El himno de las
Matemáticas más o menos podría ser así, con la música militar de turno:
"Las Matemáticas,
son ciencia pura, las Matemáticas sí dan cordura, ininteligibles pero
imprescindibles".
Naturalmente
cualquier gremio de cualquier área o compendio de saberes, puede, y debe
hacerse su himno.
Si no se creen esto
de que aquí subyace una disputa del cliente obligatorio, fíjense en que ha
acabado la batallita Logse-No (que me ha quitado horas de clase), Logse-Si (que
me ha dado horas de clase).
Pues ha acabado en
que el Gobierno, para tratar de contentar a todos (y no perder votos); les ha
metido más horas de clase a los alumnos!
Puesto que se dejan,
explotémosles.
La razón por la que
a la enseñanza obligatoria se le llama derecho y no deber (como corresponderla
al ser un derecho a la fuerza) es obvia. Si a alguien se le da un derecho,
cuanto más se le de mejor para quien lo recibe y a callar.
Y así, si al infante
le damos el derecho al segundo idioma, o si le añades el derecho a las segundas
matemáticas o el segundo latín o la tercera filosofía o el cuarto lo que sea,
mejor que mejor, y todo al grito de mas derechos que es la guerra.
Que encima se le dan
gratuitos. Así que a tragar, estar agradecidos y chitón.
Sin embargo si se
dijera que el estudiar a la fuerza es un deber, como es, ya veríamos cómo los
interesados pedirían que no les carguen de demasiados deberes que eso es
injusto... y se defenderían.
Para su divertimento
observen lo que dicen los pro-Logse (dicen que todos los niños deben aprender
lo mismo, pero que aunque no lo aprendan porque no dan abasto, no pasa nada con
tal de que sea mucho lo que no aprendan. pero que sean muchos los profesores).
Y mientras, los
anti-Logse consideran que esta trae la indisciplina y por tanto el caos, pero
asignaturas, cuantas más mejor, por el bien de la Patria.
Traducción: también
quieren que haya muchas asignaturas.
Se enfrentan pues
dos sectores corporativistas en el un campo de batalla, donde, como en todo,
los soldaditos que sufren, se amargan y se ven domesticados, son los que hacen
la guerra a la fuerza, en este caso los niños y niñas.
Y no se dan cuenta
ambos ejércitos corporativos que esa in-disciplina que crece en las aulas, las
calles y las casas es el run-run de la rebelión de los esclavos, que intuyen
que se les está explotando, como consumidores forzosos, y encima para nada.
Pero como el sistema
aguanta, se amplía el negocio, y ahora ya nos venden que ni los adultos se van
a librar que para eso, para vivir de otros, se está vendiendo lo bueno que es
la formación continua para toda la población.
Dios mío...
FRANCISCO
MOLINA. La Opinión de Zamora. 21 de Junio del 2001. Imperecedero
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