EL
INFORME QUE TE PARIÓ
Están de moda los
informes. Son el último timo de “las estampitas” (así en plural, porque
procuran tener muchas hojas para darse el pote y para justificar la clavada que
te arrean).
Es una nueva forma
de tirar el dinero desde las instituciones.
Si luego cae en el
bolsillo de un particular que es conocido o familiar o del partido, miel sobre
hojuelas.
Aquí en Zamora
alguien pide 20 millones porque hizo un informe (proyecto) sobre el canal olímpico.
El canalillo de
marras no se va a hacer, pero tendría bemoles que quien fuere se embolsara esa
pira de pesetas, porque otro alguien metió la pata.
Es mejor que el estudio
no aparezca y no se pague, porque si no, al culpable del encargo institucional
de que se hiciera, habría que abrirle en canal (olímpico, por supuesto).
Otros informes
famosos son los que hacían (o dicen que hacían) las empresas esas que tienen
nombre de trillizas (Filesa, Felisa y Malpesa, no?), por encargo de
instituciones públicas gobernadas por el PSOE, y que “presuntamente” formaban
(encargo, realización y cobro) parte de una manera de “financiar” (pasar dinero
de todos a unos pocos) a los psoistas.
Entre los informes más
sonados esta el informe-Abril; que en esencia dice:
Uno: La Seguridad
Social está en bancarrota.
Dos: Hay que evitar
el despilfarro.
Tres: Que cada palo
aguante su vela y cada enfermo pague su enfermedad.
Un genio. ¿Y para
eso han necesitado expertos? (líbrenos el señor de los “expertos”).
Parece que la Divina
Providencia (que como su nombre indica es “divina”) ha hecho que no prospere el
informe-de-este-señor; al cual no se le debía pagar ni una peseta por su “gran
tarea de estudio, recopilación de datos y bla, bla, bla”; ya que de abonársele
supondría encarecer la Seguridad Social y como muy bien dice el propio informe:
si el pachucho tiene que pagar su pastilla para que no haya ruina, que cada
informante (autor de un informe) se pague su “información” y santas pascuas.
Ahora bien, el que
el Estado no deba pretender que haya servicio sin déficit, no supone que no
deba de luchar por reducir los gastos generales hasta hacerlos como los
ingresos.
Quiere decir ello
que aunque Sanidad, Educación y Renfe tengan que existir sin pretender que sean
negocio, no es menos necesario que de “otros sitios” debe ahorrarse para
beneficiar a estos que se citan como ejemplo.
¿De dónde ahorrar?
Pues de donde se despilfarra, por ejemplo, del Senado. ¿Qué pinta el senado? ¿Para
qué necesita la sociedad senadores?
Es tan claro que esa
institución es una inutilidad y carga tonta que hablan de convertirla en “cámara
territorial”.
Bobada sobre bobada.
Las cuestiones de los territorios (eso del mosaico de las autonomías) que las
resuelvan en reuniones AD HOC (especificas), periódicas o no, donde acudan los
representantes del pueblo elegidos en las elecciones autonómicas (no todos
claro).
Si será algo sin
sentido esto del senado que les han tenido que hacer una piscina donde dicen
que trabajan, para que se distraigan y no les entren depresiones al comprobar
en propia piel que “es la función la que crea el órgano” y no lo de ahora que
como no hay función el órgano, no funciona.
FRANCISCO MOLINA. El Correo de Zamora. Años 80 del S. XX
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