domingo, 31 de enero de 2016

EL INFORME QUE TE PARIÓ

EL  INFORME  QUE TE PARIÓ

Están de moda los informes. Son el último timo de “las estampitas” (así en plural, porque procuran tener muchas hojas para darse el pote y para justificar la clavada que te arrean).

Es una nueva forma de tirar el dinero desde las instituciones.

Si luego cae en el bolsillo de un particular que es conocido o familiar o del partido, miel sobre hojuelas.

Aquí en Zamora alguien pide 20 millones porque hizo un informe (proyecto) sobre el canal olímpico.

El canalillo de marras no se va a hacer, pero tendría bemoles que quien fuere se embolsara esa pira de pesetas, porque otro alguien metió la pata.

Es mejor que el estudio no aparezca y no se pague, porque si no, al culpable del encargo institucional de que se hiciera, habría que abrirle en canal (olímpico, por supuesto).

Otros informes famosos son los que hacían (o dicen que hacían) las empresas esas que tienen nombre de trillizas (Filesa, Felisa y Malpesa, no?), por encargo de instituciones públicas gobernadas por el PSOE, y que “presuntamente” formaban (encargo, realización y cobro) parte de una manera de “financiar” (pasar dinero de todos a unos pocos) a los psoistas.

Entre los informes más sonados esta el informe-Abril; que en esencia dice:

Uno: La Seguridad Social está en bancarrota.

Dos: Hay que evitar el despilfarro.

Tres: Que cada palo aguante su vela y cada enfermo pague su enfermedad.

Un genio. ¿Y para eso han necesitado expertos? (líbrenos el señor de los “expertos”).

Parece que la Divina Providencia (que como su nombre indica es “divina”) ha hecho que no prospere el informe-de-este-señor; al cual no se le debía pagar ni una peseta por su “gran tarea de estudio, recopilación de datos y bla, bla, bla”; ya que de abonársele supondría encarecer la Seguridad Social y como muy bien dice el propio informe: si el pachucho tiene que pagar su pastilla para que no haya ruina, que cada informante (autor de un informe) se pague su “información” y santas pascuas.

Ahora bien, el que el Estado no deba pretender que haya servicio sin déficit, no supone que no deba de luchar por reducir los gastos generales hasta hacerlos como los ingresos.

Quiere decir ello que aunque Sanidad, Educación y Renfe tengan que existir sin pretender que sean negocio, no es menos necesario que de “otros sitios” debe ahorrarse para beneficiar a estos que se citan como ejemplo.

¿De dónde ahorrar? Pues de donde se despilfarra, por ejemplo, del Senado. ¿Qué pinta el senado? ¿Para qué necesita la sociedad senadores?

Es tan claro que esa institución es una inutilidad y carga tonta que hablan de convertirla en “cámara territorial”.

Bobada sobre bobada. Las cuestiones de los territorios (eso del mosaico de las autonomías) que las resuelvan en reuniones AD HOC (especificas), periódicas o no, donde acudan los representantes del pueblo elegidos en las elecciones autonómicas (no todos claro).

Si será algo sin sentido esto del senado que les han tenido que hacer una piscina donde dicen que trabajan, para que se distraigan y no les entren depresiones al comprobar en propia piel que “es la función la que crea el órgano” y no lo de ahora que como no hay función el órgano, no funciona.


FRANCISCO MOLINA. El Correo de Zamora. Años 80 del S. XX

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