lunes, 18 de enero de 2016

LOS VASCOS LOCOS Y ZAMORA

LOS VASCOS LOCOS Y ZAMORA

El problema de las vacas locas surge porque a vacas normales se las alimenta anormalmente.

Esa alimentación se hace para conseguir una vaca que engorde más deprisa y que así produzca más dinero en menos tiempo.

Es decir se busca que aumente su rentabilidad a favor del que la alimenta.

Eso mismo le ocurre a todos los pueblos. El poder les alimenta con la ilusión de hacerles creer que son diferentes a otros pueblos.

Esa ilusión tiene por finalidad la de hacerles caer en el error de sentirse superiores a otros (que no otra es la moraleja de creerse diferente), y la de convertir, desde el más listo al mas tonto, en defensores de la estructura social imperante, en la que el que está arriba seguirá arriba, pero no importa, porque lo importante es el todo por la patria (sea grande o chica, justa o injusta).

Esta alimentación inadecuada, pero eterna desde que la Historia es Historia, les sienta mal a los menos espabilados, y ese es el problema de ciertos vascos, que están intoxicados por una mala alimentación y se han convertido en vascos locos.

Se entiende mejor cuando hablamos de Castilla y León. Aquí también nos cuentan los poderosos, sin parar y cada vez más, que somos diferentes, otro pueblo y cuatro mandangas más.

Pero por lo que sea no nos lo acabamos de creer (aunque ya en Zamora hay un partido zamoranista), y como no nos lo creemos sólo morimos y matamos por la patria si hay guerra, y eso porque nos llevan a la fuerza (es decir nos alimentan como  a las ocas, por eso el paso de la oca).

 Sin embargo, los vascos locos, los de ETA, no solo tienen un empacho de mala alimentación ideológica (esa alimentación la pone en marcha el poder para que los pueblos sean rentables para él, que da la alimentación, cual vacas locas).

Pues eso, los de ETA, no sólo tienen un empacho que les ha enloquecido sino que a fuerza de querer ser diferentes sin serlo, se convierten en asesinos locos, siendo ellos los únicos diferentes y no su pueblo y menos el pueblo.

Y son vascos locos, no solo porque matan sin parar sino porque encima, como quien se cree Napoleón, se consideran de izquierdas.

Disparate mayúsculo, pues el primer paso para serlo es considerar que todos somos iguales ante la Ley ¡de la Naturaleza!

 Pero además, la prueba de que el pueblo vasco no es diferente de ningún otro, ni siquiera de los pigmeos, está en que si al fin fueran independientes (quien pudiera, pero ya no como pueblo sino como persona), y celebraran elecciones, ¿quién se creen que iba a ganar?

Como siempre, en la parte rica del planeta, la política de derechas disfrazada de centro tal o centro cual.

Por lo demás, se debe recapacitar en que tras el último asesinato (a fecha de hoy) alguien dijo que "el asesinado era tan dialogante que hubiera dialogado hasta con su asesino".

Eso no sólo es una tautología, es una tontología, porque por supuesto que querría dialogar con su asesino, como cualquier mortal querría hacerlo si le van a matar.

Y es importante que se vea así el asunto, que el que va a morir querría llegar a un acuerdo. Porque claro, le es muy fácil al jefe decir a los soldados que hay que resistir, sabiendo que la batalla se gana, salvo que seas un soldado de los que mueran.

Y ahora, que cada zamorano piense en qué consistiría su diálogo con quien le va a matar: ¿No diríamos, acaso: que tengo que hacer para que no me mates?

Pues eso.


FRANCISCO MOLINA. La Opinión de Zamora. Siglo XX

No hay comentarios:

Publicar un comentario