LOS
VASCOS LOCOS Y ZAMORA
El problema de las
vacas locas surge porque a vacas normales se las alimenta anormalmente.
Esa alimentación se
hace para conseguir una vaca que engorde más deprisa y que así produzca más
dinero en menos tiempo.
Es decir se busca
que aumente su rentabilidad a favor del que la alimenta.
Eso mismo le ocurre
a todos los pueblos. El poder les alimenta con la ilusión de hacerles creer que
son diferentes a otros pueblos.
Esa ilusión tiene
por finalidad la de hacerles caer en el error de sentirse superiores a otros
(que no otra es la moraleja de creerse diferente), y la de convertir, desde el
más listo al mas tonto, en defensores de la estructura social imperante, en la
que el que está arriba seguirá arriba, pero no importa, porque lo importante es
el todo por la patria (sea grande o chica, justa o injusta).
Esta alimentación
inadecuada, pero eterna desde que la Historia es Historia, les sienta mal a los
menos espabilados, y ese es el problema de ciertos vascos, que están intoxicados
por una mala alimentación y se han convertido en vascos locos.
Se entiende mejor
cuando hablamos de Castilla y León. Aquí también nos cuentan los poderosos, sin
parar y cada vez más, que somos diferentes, otro pueblo y cuatro mandangas más.
Pero por lo que sea
no nos lo acabamos de creer (aunque ya en Zamora hay un partido zamoranista), y
como no nos lo creemos sólo morimos y matamos por la patria si hay guerra, y
eso porque nos llevan a la fuerza (es decir nos alimentan como a las ocas, por eso el paso de la oca).
Sin embargo, los vascos locos, los de ETA, no
solo tienen un empacho de mala alimentación ideológica (esa alimentación la
pone en marcha el poder para que los pueblos sean rentables para él, que da la
alimentación, cual vacas locas).
Pues eso, los de
ETA, no sólo tienen un empacho que les ha enloquecido sino que a fuerza de
querer ser diferentes sin serlo, se convierten en asesinos locos, siendo ellos
los únicos diferentes y no su pueblo y menos el pueblo.
Y son vascos locos,
no solo porque matan sin parar sino porque encima, como quien se cree Napoleón,
se consideran de izquierdas.
Disparate mayúsculo,
pues el primer paso para serlo es considerar que todos somos iguales ante la
Ley ¡de la Naturaleza!
Pero además, la prueba de que el pueblo vasco
no es diferente de ningún otro, ni siquiera de los pigmeos, está en que si al
fin fueran independientes (quien pudiera, pero ya no como pueblo sino como persona),
y celebraran elecciones, ¿quién se creen que iba a ganar?
Como siempre, en la
parte rica del planeta, la política de derechas disfrazada de centro tal o
centro cual.
Por lo demás, se
debe recapacitar en que tras el último asesinato (a fecha de hoy) alguien dijo
que "el asesinado era tan dialogante que hubiera dialogado hasta con su
asesino".
Eso no sólo es una
tautología, es una tontología, porque por supuesto que querría dialogar con su
asesino, como cualquier mortal querría hacerlo si le van a matar.
Y es importante que
se vea así el asunto, que el que va a morir querría llegar a un acuerdo. Porque
claro, le es muy fácil al jefe decir a los soldados que hay que resistir, sabiendo
que la batalla se gana, salvo que seas un soldado de los que mueran.
Y ahora, que cada
zamorano piense en qué consistiría su diálogo con quien le va a matar: ¿No diríamos,
acaso: que tengo que hacer para que no me mates?
Pues eso.
FRANCISCO
MOLINA. La Opinión de Zamora. Siglo XX
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