EL
CATAFALCO DE LOS VIVILLOS
Vean y pasen señores
y señoras... la conversión de La Cruz de los Caídos del antiguo parque de San
Martin en el Catafalco de los vivillos o espabiladillos.
Seguro que tal
descubrimiento se va a convertir en la atracción turística de esta Semana Santa.
Todo el mundo a ver
la plaza de San Martín, cambiada, no solo de parque en parking, sino también,
en un verdadero catafalco.
A lo mejor conviene recordar que un catafalco
es esa especie de armadura o andamio que se coloca bajo los ataúdes de la gente
de peso, para que quede levantada la cabeza y se vea mejor, desde los pies, el
cuerpo presente del difunto.
Bueno, pues todo el
ex parque de San Martín, en lo que al parking compete, se ha convertido en una
plaza inclinada única en el mundo.
Y no es que uno haya
viajado mucho, ni siquiera es que uno sepa de arquitectura, pero le consta a
cualquiera que el problema de los aparcamientos subterráneos son las goteras, y
nos puede constar también que ese problema nunca se había resuelto con el
descaro (consentido por el Ayuntamiento) que se ha dado en esta plaza.
Pasen, pasen y vean
la Plaza Inclinada de Zamora, el Catafalco de los Vivillos.
Porque hay que ser
muy vivillo, espabilado y un pelín caradura, para resolver el problema de las
goteras de la forma más barata y descarada, a favor del emprendedor de turno y
en contra de la ciudad.
(Por cierto si esto
le molesta al arriesgado empresario implicado en el asunto, y va a escribir poniéndome
verde", como lo hizo el jefe de los jóvenes empresarios, Don Ángel Sánchez
Vega, que lo haga, pero que no me atribuya, como éste último hizo, en LA
OPINION-EL CORREO. cosas que no hice. porque yo no le llamé pescadero, es más,
si llego a saber que tiene 37 años no le llamo ni joven)
Pero volviendo a la última
gamberrada urbanística de la ciudad, bendecida por el alcalde-presidente, pase
que el negocio de un aparcamiento bajo tierra consista en que te regalan un terreno
de todos para que hagas un negocio propio (vendiendo plazas de garaje, más que
dejando aparcar), pero no pase ni se deje pasar sin denunciar, que se eleve la
plaza, como se ha hecho, de manera tal que así, hubo que hacer menos obra
subterránea (con el ahorro que eso supone a favor del negocio privado) para que
entren los autobuses, y que encima, así, cada vez que haya inundaciones o
fuertes lluvias, los riachuelos de agua van a ir contra las viviendas y calles de
la parte trasera del aparcamiento.
Ahora se entiende la
razón que tenía Gabriel Guijosa, cuando siendo portavoz del Grupo Municipal de IU
me dice: “Aquí pasa algo muy raro. He propuesto cambiar la Cruz de los Caídos
(de un bando) por un monumento a la Paz (de todos) y hasta el PP ha estado de
acuerdo”.
Pues bien, ya está
resuelta la razón de la sospecha. En efecto. algo raro pasaba.
Pasaba lo de
siempre, que no hay cruz que se resista a los grandes negocios, y lo del
parking (antes parque) de San Martin debía de ser algo muy serio (recuérdese la
persecución de coches a la que se vieron sometidos los vecinos para que no pudieran
meter su coche en otro sitio que en el aparcamiento cobrado) y encima ahora nos
dejen una plaza, que si no es La Torre Inclinada de Pisa si será la Plaza
Inclinada de Risa.
FRANCISCO
MOLINA. La Opinión de Zamora. Hacia 1998. Imperecedero
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