sábado, 9 de enero de 2016

EVALÚA A TU TÍA

EVALÚA A TU TÍA

CONVIENE que la sociedad sepa que la Logse (la Reforma Educativa) también es una mentira del PSOE.

El problema que tienen las familias es que a sus hijos les suspenden mucho y que, algo pasa, pero al final tienen que pagar un profesor particular para que el desastre no sea aún mayor.

Esto es el fracaso escolar.

Pues bien, la Logse no se preocupa de resolver esto de forma global.

Al contrario, cree que el mal proviene por un lado del profesorado (que no está formado, que no sabe trabajar, que es un vago, como dice el Gobierno) y por otro del propio alumno que no esta orientado (introduce pues la ley los Equipos de Orientación).

Convencido el poder (o mejor dicho, tratándonos de convencer) de eso, ha introducido en escuelas e institutos una sarta de ridiculeces que a la vuelta de unos años van a ser la cuchufleta general.

Lo lamentable es que no han hecho nada para resolver "el fracaso escolar".

Cabe preguntarse por qué la Logse no ha sido combatida con más decisión: y sólo hay una explicación aceptable: con el nuevo sistema de enseñanza los hijos y las hijas de todos van a recibir educación obligatoria y gratuita dos años más que antes, y eso socialmente es algo destacable.

Aún así, puestos a modificar la duración de los estudios, han metido la pata. Ejemplo: al acabar los estudios obligatorios (a los 16 años) los padres ven ante sí una FP de año y pico o más, y un Bachillerato de dos años.

Ante esto, no lo duden, prefieren jugársela a que sus hijos hagan el Bachillerato (malo será que no lo terminen en tres años, piensan) antes que una FP.

Porque el desprestigio de la FP no viene de los estudios actuales, viene de que "con esos estudios se gana menos dinero o menos prestigio social que con los otros", y en general y en consecuencia, no se eligen de entrada por vocación sino por rebote.

Consecuencia, el Gobierno lloriquea porque no se les está apuntando nadie a FP.

Con lo fácil que hubiera sido hacer un bachillerato con un curso mas (hasta los 19 años) y quitando la selectividad.

Pero lo peor no se llama Logse, lo peor se llama Ley Pertierra o Ley de Ordenación, Evaluación y Participación de los Centros.

Y es lo peor, y conviene que lo sepa la sociedad, porque va a introducir en el ambiente una atmósfera irrespirable, que unida a que no se ha resuelto nada en favor de los alumnos, va a condicionar (estropeándolo) todo clima de armonía en el mundillo docente.

La llaman de Ordenación, pero deben llamarla de “militarización".

A los inspectores se les tratará según su afinidad (sistema de selección y de premios) para "por tentación” (es difícil renunciar a la pasta) conseguir que se conviertan en "negreros".

A los directores (para que sean como la Administración quiere) se les "pondrá un piso", con lo cual, por vía de la "compra-venta" acabaran adquiriendo vocación de capataces.

Y el resto del profesorado, ya se sabe, quien se queda para dar clase... es el último mono.

La llaman de Participación, porque resulta que como nadie participa (ni padres, ni alumnos, ni profes) en la democracia actual, ya que no sirve para nada (no hacen caso las autoridades al Consejo Escolar) pues tienen que decir cuatro tonterías sobre el tema.

Pero aún queda lo peor, lo indignante. La llaman de Evaluación porque quieren introducir (los hijos pródigos del capital, el PSOE) la competitividad en la enseñanza.

Es elemental que si un funcionario no cumple debe ser sancionado. Eso no lo discute nadie y eso ya existe, y si no funciona no es por culpa del profesional.

Por tanto cuando se legisla sobre lo que ya existe hay que ver "por dónde van los tiros".

Y los tiros van porque pretenden una vigilancia sobre el profesorado, uno a uno, que será evaluado (o sea clasificado).

¿Cómo? No lo saben ni ellos, pero conociéndolos, pues a lo mejor pagando a un alumno con fondos reservados.

El que un profesor que no es castigado (o sea que cumple) sea evaluado solo puede tener un fin: hacer una lista para premios. Divide y vencerás. Pero, la humillación de un profesor evaluado negativamente va a ser tal que sólo aportará bilis al sistema.

¿Beneficia eso a los alumnos?

Más, aún hay más, pretenden evaluar a los centros.

Dicen que para saber que les falta y dárselo.

Todavía no he oído una sandez mayor.

Para saber que les falta, basta preguntar. Y para darles lo que les falta a los centros hay que dedicar más dinero a la educación y menos al robo.

La evaluación de los centros pretende (lo han dicho) que estos (aunque sean públicos) se disputen "a cara de perro" los pocos alumnos que habrá.

La gente de la Enseñanza debe utilizar este proyecto de Ley como ese punto de apoyo que se necesita para mover el mundo, en este caso el mundo de la Enseñanza.

Moverlo y hacerlo despertar, desperezar y vestirse pare salir a la calle a gritar un "basta de bromitas".

No hay que dejarse acomplejar. No es cierto que la educación por ser un servicio público deba ser evaluado.

Ningún servicio público lo es en los términos que pretenden (con una ley ¡orgánica!).

Hay que oponerse a ser "evaluados", porque no lo es ningún servidor público (al que no cumpla que lo echen) y sobre todo porque es tan absurdo decir que es útil para la sociedad que se evalúen los servicios públicos.

Al que lo haga mal, un expediente, y al que cumpla, un respeto. Porque es que encima la evaluación de los servicios públicos lo único que haría sería crear alarma social.

De qué le sirve al viajero enterarse de que el vuelo que va a tomar lleva una tripulación de borrachos, o de que el cirujano que va a operar a su hijo lleva un 90% de pacientes que "se le quedan", o que el juez tal condena sin estudiar los casos, o que tal grupo de policías no coge ni un delincuente.

De nada, sobre todo si no les han echado.

En los centros de enseñanza basta un libro de reclamaciones, los profesores que reclamen respeto del poder y las familias que no se dejen engañar una vez más por soluciones falsas para sus hijos.

FRANCISCO MOLINA. La Opinión de Zamora. 11 de Noviembre de 1995. Imperecedero

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