GUERRA
NO
Que un conjunto de
personas abuse de otro es algo notablemente frecuente.
Por ejemplo, según
Marx, dentro de un mismo Estado, una clase social alta (o sea un conjunto de personas)
domina y explota a las otras (que también son conjuntos de personas)
En África del Sur,
los blancos (un conjunto de personas) se enriquecen, prosperan y medran,
gracias a los negros (otro conjunto de personas).
Marruecos (un
conjunto de personas) despoja al pueblo saharaui (otro) del territorio en que
siempre vivieron.
Israel ocupó tierras
de otros (palestinos).
EE.UU. puso en
Granada (la isla), Panamá (el canal) y Nicaragua, mediante la fuerza, las cosas
le ha dado la gana.
Basten estos
ejemplos por no remontarse a la historia, que no es más que una sucesión de
hechos en los que un conjunto de personas abusa —injustamente— de otras.
Naturalmente suele
ocurrir que el fuerte abusa del débil, hasta que el débil se une y se torna
fuerte.
Todas estas injusticias
y aberraciones en las relaciones de las personas surgen por motivos
esencialmente económicos.
En estos casos suele
correr la sangre, hay muertes, destrucción y miseria (ejemplo: el golpe de Estado
de Pinochet en Chile, donde un conjunto de personas, apoyadas por Norteamerica
pasa a “invadir”, suprimir, anexionar los derechos de otro conjunto de personas,
los demócratas.
Pues bien, por
injusta, salvaje o sangrienta que fuera la barbarie, el Papa solo aplicaba una
medicina, una fórmula para luchar contra ello: Todo lo que había que hacer era rezar.
Esta conducta muchas
veces se ha visto como una burla ante la tragedia, pues “rezar” viene a ser
algo así como hacer lo menos posible.
Hoy, desde posturas
pacifistas, desde testimonios de paz, esa “salida de pata de banco” debe ser
respetada y rigurosamente defendida porque es clara:
"No hay que
mover un dedo por la guerra".
Irak invade Kuwait,
o sea, una vez más, un conjunto de personas atropella y violenta la existencia
de otro conjunto.
Eso es algo
negativo, malo y que se debe evitar. Pero... ¿se debe poner en marcha una guerra
para ello? ¿Puede una guerra ser buena? ¿Para quien?
¿No será el remedio peor
que la enfermedad?.
Para empezar, Sadám
solo quería que el petróleo subiera dos dólares, bueno pues con el bloqueo ya
van nueve.
Sadám sólo le aguó
la guerra a los ricachones de Kuwait y e algunas multinacionales, bueno, pues
ahora, miles y miles de trabajadores del tercer mundo han tenido que perderlo
todo por culpa del asedio Occidental (los chulos del planeta).
Los gastos
ocasionados por la subida del petróleo han aumentado, bueno pues a ellos hay
que añadir los que van a ocasionar el mantenimiento de todos los Ejércitos que
allí se han enviado, de todos los refugiados y el de ayuda a los países
afectados.
Ya está, pues,
siendo peor el remedio que la enfermedad. (Mientras en Biafra, Etiopía y cientos
de lugares, mueren niños de hambre y nos trae sin cuidado, ahora, eso sí, somos
cuida-ricos-del-petróleo.)
Si a todo este
disparate de frivolidad se añadiera el estallido de la guerra, sabremos la que
es el dolor, la amargura y la crisis económica de verdad.
Como siempre ha ocurrido,
el pueblo llano —los pueblos— sufrirán directamente las consecuencias de esa
miseria y miserable condición humana, la de matarnos unos a otros.
La guerra no se
justifica ni aun siendo justa; entre otras cosas porque todas lo son en la
mente de los contrincantes, o es que de verdad alguien cree que los irakíes no
serían convencidos de estar muriendo por algo noble ¡ya se encargaría el poder
de su país en lavarles el cerebro! ¡como hacen aquí con nosotros!.
A la muerte solo se
puede ir con el cerebro limpio, como los imbéciles, y a matar, llenos de odio,
disfrazado de grandes ideales detrás de los cuales están cuatro pillos forrándose
de dinero.
FRANCISCO
MOLINA. El Correo de Zamora. 18 de Octubre de 1990
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