EL
ESPEJISMO FAMILIAR
“Miento, luego no hay libertad”
Dicen todas las encuestas que la
institución más apreciada es la familia. ¿Y
cómo no?.
Repasemos esta
cosa inventada por el hombre (nunca mejor dicho, pues la inventó
en cuanto macho)
y cuya presencia entre los humanos es tan reciente que podríamos
decir que se acaba de estrenar, es decir, que no ha pintado tanto como se pregona para
lo de la
supervivencia, y sí más bien en la consolidación del sistema.
Los menores de edad
Puede que en el juego de fantasear una sociedad completamente libre, te ha
parecido la idea bien, pero le has visto el
pero ¿y los menores de edad?.
Bueno, pues aunque no hay por qué dar por sabido el cómo será lo que aún no ha
sido, imaginemos
alternativas.
Tal vez en una sociedad libre, acabarían por existir algo así como Casas del
Amor, a donde se iría
a tiro hecho (no como las discotecas actuales, que en el mejor de
los casos,
se liga sólo si se reúnen determinadas condiciones, siendo la más determinante
que se tiene que andar trasnochando como un vampiro). Quien dice las
casas del amor,
dice los Ríos de la Pasión, o los bosques de tal o cual. Queriendo indicar con esto que
existiría la posibilidad de que hubiera lugares a donde, quien necesitara dar rienda
suelta a sus instintos primarios, supiera que allí todo iba a ser ágil, sencillo y facilitado,
al margen de los menores.
Aunque lo primero que habría que comprender es que una sociedad como la que
estamos imaginando, estaría tan sobrada de cariño en general, que ese cariño mutuo,
reflexivo, recíproco y solidario, sería la mejor
protección de los aún menores. ¿Qué
genera, si no afecto, el saber que unos y otros se dan la ayuda más preciada y por
ende todas las demás; qué mayor agradecimiento se tiene por quien te da placer que
él quererle al menos un poco?.
No obstante, hay que admitir que sobre lo que hicieran los de
esa quinta –la de
los menores-entre sí, no habría mucho que decir. Y respecto a
¿cuándo pasarían a ser
adultos?.
Pues también es preferible no presuponer nada. Aunque, para los más
meticulosos podríamos recordar que ya hubo tribus que utilizaban ritos de iniciación,
que de adoptarse de nuevo podrían ejecutarlos o ceremoniarlos quienes el año anterior
recibieron el bautismo carnal. Con lo cual, más asepsia imposible.
En realidad, éste entrar al trapo se hace no por marcar caminos a seguir, sino por
hacer evidente algo que ocurre y se da,
el utilizar a los menores para prohibir cosas a
los mayores
. Dándose esta sobreprotección solamente cuando le interesa al sistema,
pues es fácil ver, en otras latitudes, como esos menores no sólo le traen sin cuidado,
sino que los explota, o bien en trabajos exhaustivos y forzados, o en la prostitución o
en el mundo de la droga, cuando no en la guerra, o vendiendo sus órganos para
trasplantes a favor de los ricos.
Hay que recordar que los grandes negocios, las grandes mafias, los tenebrosos
mundos siniestros y oscuros, se dan en torno a aquellas cosas que están prohibidas. En
su día en torno a la prohibición del alcohol, ahora a la prohibición de la droga, también
sobre la prohibición del libre tránsito de personas entre países, y siempre en torno a la
prohibición más antigua y tabú, la del sexo en libertad. Eso por no hablar del,
presuntamente prohibido, tráfico de armas.
Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina
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