martes, 21 de febrero de 2012

Ventajas y éxito de la familia



Las palmeras del oasis


Visto el desierto en el que se desenvuelve la vida de la inmensa mayoría de los mortales, resultan aplastantes las ventajas de la familia, ya que ésta aparece como un oasis en medio del desierto. Aunque más que oasis es simplemente el espejismo de un oasis.



La estructura familiar garantiza la ración de sexo


La familia es un oasis (con sexo) dentro de ese desierto en el que la aridez esencial radica en la prohibición del placer sexual. En efecto, la toma de posesión, en su día, de la hembra por el macho, cuando la compra de la esposa era evidente, tenía como fin principal el adquirir una mujer para practicar el sexo, para la coyunda.


Pero incluso hoy, el factor sexo es más evidente, puesto que la gente se casa por amor , es decir por un arrebato de pasión (traducido al castellano por un “ataque de sexo ”).

Dos se han conocido, dos se han gustado, dos se han descubierto como afines e idóneos para hacerse el amor y quieren llevar esa pasión al paroxismo (todo el rato juntos, todo el rato los dos solos; si acaso con unos hijos que multipliquen la felicidad, y eso, para siempre).

Pero no sólo lo dicho prueba que la familia garantiza el sexo y que de ahí procede la mayor parte de su éxito.

Es que además, lo garantiza a todas las edades y en todas las condiciones.

Explíquese. Resulta que si te casas, aunque envejezcas, te deteriores e incluso degeneres, tu cónyuge tiene el débito, la obligación de darte sexo.

La ventaja aquí del casado o la casada respecto al soltero o la soltera es manifiesta.

El instinto de placer es tan poderoso que prefieres garantizar la ración de sexo, aunque sea escasa, no rica en proteínas y nada variada (osease, como alimentación, desastrosa) antes que comer y beber en la juventud más o menos (tampoco tanto) pero luego verte, cuando llegue la decadencia física, sin el manjar de otro cuerpo que te arrulle.

Esta ventaja del matrimonio es algo que ve incluso quien no quiere mirar. A parte de que tal vez algo tenga el agua bendita de dos amándose, cuando sí ocurre que a  veces te encaprichas de alguien con un fervor que no se entiende.



La familia garantiza afecto


Otra ventaja de la familia es la obligación, no escrita, de que sus integrantes deben quererse. Eso es un cheque en blanco para cualquiera, pues todos necesitamos ser queridos, mimados, protegidos, abrazados, y eso la sociedad actual no lo da. 

Es más, tras cada semejante se ve a un contrincante, incluso entre la familia ( hasta el grado de los cuñados). 

Rivalidad que a veces se hace extensiva a los hermanos o incluso a la mismísima pareja.


Pero lo cierto es que ese cerrar filas y ayudar y querer a los de la familia, es algo que convierte a ésta en una cueva acogedora, en la que puedes y sueles buscar refugio, porque en ella vas a encontrar esos “te queremos”, “ no te preocupes que aquí estamos”, tan necesarios.

No se sabe bien por qué, pero posiblemente con mucho que ver con el instinto de supervivencia.

Además, este cariño es gratuito, o al menos gratuito por comparación con la hostilidad de la otra familia (presunta) que es la patria; para la que no sólo eres un mero número sino que si se tercia, y se suele terciar a veces, esa gran familia te manda  matar (o sea morir) por ella; sin que, si lo piensas, sepas muy bien para qué.

Porque al final, si mueres o matas por defender tal territorio, nada te garantiza que años después los jefes (que por cierto nunca mueren) pacten entregar lo que defendiste hasta la última gota de tu sangre.

Eso por no hablar de sí mataste o moriste por hacer evidente que tus principios eran los buenos, para que luego, pasado el tiempo se abandonen o incluso se ridiculicen o se diga, por parte de quienes te

sacrificaron o sus descendientes, que ellos nunca habían defendido lo que a ti te hizo morir.


Ese contraste entre Estado y familia le da ventaja a la familia. Sí, porque fuera de la familia, incluso entre esa familia honorífica que son las amistades, el más incauto sabe que el entramado es más falso que una moneda de chocolate, pues mientras todo funcione según el egoísmo de cada uno, perfecto; pero en cuanto se produce un cruce de intereses, la inquebrantable amistad se trueca en  animadversión sin tregua.

Vemos pues que en el desierto de la arena de la competitividad y falta de sentimientos afectivos, sinceros y a prueba de circunstancias adversas, la familia presenta unas mejores prestaciones, que proporcionan cariño, mimos y arrumacos.


(Un arrumaco es un tipo de caricia o carantoña que habría que ver de qué lado queda, no vaya a ser que no haya frontera entre el contacto físico y el afectivo, contra lo que nos han hecho pensar)


.


La familia te protege


Pero es que además, la familia te protege. Te protege de la enfermedad, cuidándote si lo necesitas. De las agresiones o amenazas, haciendo frente común si es preciso. Te protege en el mundo laboral, tan despiadado, buscándote un enchufe para que trabajes, o pagándote unos estudios, o ayudándote a poner un negocio. 

Esta protección, respecto a la hostilidad exterior, es tan importante para el éxito de la familia, que hasta los Estados más despiadados tienen leyes que obligan a los miembros de las familias a cuidar de aquellos otros que lo necesiten.


He aquí pues otra gran ventaja a favor de la familia respecto al conjunto de la sociedad, sea ésta, nación, estado, patria o comunidad (que hay gente que hasta distingue estas cosas).

Hay más cuestiones que potencian la familia respecto a lo otro. Por ejemplo, también es refugio que permite protegerse si hay que dejar de ser descarriado.

Te garantizan el reparto del alimento si pasas hambre, e incluso, todo se estructura para que las ventajas familiares superen a cualquier otro medio de liarse unos con otros, y así, existen toda serie de ventajas económicas a favor de esta estructura (tanto es así, que hasta los no casados pero sí emparejados, reclaman vez tras vez esa equiparación en privilegios).

Lo evidente de esto se percibe cuando se repara en que la gente recibe cantidad de ayudas (dinero) en la medida en que es familiar de otro, y si no, nanay. La viuda o el viudo cobran pensión del muerto. Los hijos huérfanos reciben ayudas por ser hijos de los padres desaparecidos (nunca por ser ciudadanos que no hay que dejar morir de hambre) y así algunos casos más.

Como se observa, hasta el menos espabilado ve un oasis en medio de la hostilidad general.

Y todo el mundo identifica ese oasis como un pequeño paraíso en medio del desierto.


Tal es la necesidad de sexo, afecto y protección de cada individuo de la especie, que se agarra a la familia como vía de salvación, considerando lo mejor del mundo lo que es un mero espejismo.

Del libro LA ESTAFASEXUAL de Paco Molina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario