EL
ALEGRE COMUNISMO
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Libro
editado en 1988. Agotado
[Autor: FRANCISCO MOLINA MARTÍNEZ]
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[Sencillos argumentos marxistas para el combate pacifista en la lucha de clases]
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EL ALEGRE
COMUNISMO
Autor:
FRANCISCO MOLINA MARTÍNEZ “COMPA”
Libro
editado en 1988. Agotado.
Estos escritos
acabados en Mayo de 1988, se los dedico a Igor y Paloma, mis hijos.
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PRÓLOGO
DEL AUTOR
¡Hay que ser
agitadores! Cada vez más la sociedad en la que vivimos parece compuesta por
personas que están , como sonadas, tras sufrir un exceso
de golpes de información, de datos de propaganda..….y por eso, hay que ser
agitadores; .
Despertarle es invitarle
a que piense por sí mismo y que nunca deje de pensar. Despertarle no es obligarle
a que haga, actúe o vote según determinadas ideas, en este caso las comunistas,
no. Despertarle es ponerlo en condiciones de actuar para que luego, libre, más libre, tome el camino, los
derroteros que desee o considere más convenientes para él.
Tal vez esto resulte, a
primera vista, pueril y muy simple, pero lo cierto es que hay una política en
acción que trata de ADORMECER a los ciudadanos de todas las sociedades con
distintos procedimientos: estudios sobrecargados, televisión insípida, prensa y
radio con ideario empresarial, homologación de partidos políticos
robotizándolos, encíclicas de intelectuales venidos a más y, en general, electrodomésticos que no dejan ver el
bosque.
Por ello, contra ese
adormecimiento programado hay que emprender una descomunal tarea: ¡contra adormecimiento, agitación!. Los
agitadores son necesarios.
En este pequeño libro o
cuadernillo se pretende, entre otras cosas, dar argumentos para agitar la mente
del lector, ponerle la cabeza a ventilar y, si es posible, ponerle también las
ideas de punta….sin esperar después otra cosa que verle peinarse a s aire y con
su peine.
S el lector además de
curioso es comunista, en lo que sigue, se pretende agitarle aún más que al
resto. Se pretende presentarle, no unas nuevas ideas, pero si una nueva visión
de ellas, que les añada vitalidad, satisfacción y alegría. Y luego….cuando un
comunista recobra la brújula de la ideología, emprende camino hacia su meta y
lleva la mente despierta, el alegre comunismo ¡ahí está!.
Pero hay que aprovechar
este introito también para agitar.
Lo genuino de cada
revolución es la valentía de las ideas que defiende. Sin embargo, hoy en día lo
que sugiere la palabra revolución es violencia, resultando esto un
inconveniente más para conseguir que prospere un proyecto de izquierda
revolucionaria.
Por reflejos
condicionados la gente, al oír la palabra revolución, encuentra que “se les
viene a la mente” la idea de violencia; la revolución les parece algo violento
y por ello les asusta.
Los reflejos
condicionados son ese mecanismo por el cual al oir determinada canción se
recuerda, casi con detalles, aquellos días en los que estaba de moda, y
consisten en asociar en el aparato sensorial distintas impresiones que no
tengan nada que ver entre sí. Ello se logra por sucesivas repeticiones de dos
sensaciones juntas. En los reflejos condicionados se basa en gran medida la
publicidad. En esta no se trata sólo de informar sobre que existe una
determinada bebida, se busca también que cuando se dude qué pedir “el primer nombre que venga a la boca” sea la
marca que machaconamente entró en la cabeza a través de los sentidos.
Por ese mecanismo
muchos creen que una revolución tiene que ser algo violento, que sin violencia
no hay revoluciones. Eso es falso y conviene dejarlo claro.
Por el contrario, hay
que empaparse de lo siguiente. La esencia de cada revolución es el triunfo de
unas nuevas ideas, si es que estas son en si algo transformador, sorprendente,
mágico.
Recuérdese como ejemplo
la revolución por excelencia, la de 1917 en Rusia. Consistió en una serie de
cambios que triunfaron arrastrados por unas ideas de rompe y rasga: PAN,
TRABAJO, PAZ ¡ y para lograrlo! TODO EL
PODER A LOS SOVIETS, todo el poder para los consejos de ciudadanos. Eso es lo
que querían, en aquellos días y en aquellos pueblos, los que lo estaban pasando
mal, y como eran mayoría acabaron con la violencia que les oprimía,
transformaron el orden social, hicieron una revolución.
Pero no bastan las ideas,
no bastan las ofertas. Lo revolucionario también es la determinación firme de
cumplir lo prometido, y en la actualidad mucho más, cuando es fácil observar
que la mentira se ha convertido en ley. Por ello, entonces, conviene
recordarlo, lo que hacía revolucionarias esas ideas - por lo demás, hoy todavía
tan vigentes- era la inalterable
voluntad de llevarlas a cabo, hasta el punto de que, siguiendo con el ejemplo,
el Partido Bolchevique ofrece la salida más valiente para obtener la paz
prometida y así acepta las condiciones que pone el enemigo para firmarla, es
decir, no duda en “rendirse”. ¿Hay quien de más en cuanto a ideas
revolucionarias?.
NOTA:
NOTA:
En
mi libro LA ESTAFA SEXUAL profundizo algo más sobre la PRESUNTA violencia de las revoluciones.
SON
LAS CONTRARREVOLUCIONES LAS VIOLENTAS, nunca las revoluciones. Y lo escribí así:
Suele caerse en el error de considerar que
quien genera violencia, en una revolución, es la parte social que lucha por los
cambios que modificarán el orden establecido a su favor.
Es decir, se piensa que aquel a quien beneficia un cambio revolucionario es quien genera la violencia.
Es decir, se piensa que aquel a quien beneficia un cambio revolucionario es quien genera la violencia.
Pero no es así. Es justo al revés.
El sujeto violento siempre ha sido el sector social que, como consecuencia de esa modificación del orden imperante, ha pensado que perdía privilegios.
Todo el mundo puede encontrar entre sus conocimientos ejemplos de cambios revolucionarios en los que al principio no hubo violencia, y que sin embargo, cuándo se pudo reorganizar el sector perjudicado, todo acabó en inusitados derramamientos de sangre.
El sujeto violento siempre ha sido el sector social que, como consecuencia de esa modificación del orden imperante, ha pensado que perdía privilegios.
Todo el mundo puede encontrar entre sus conocimientos ejemplos de cambios revolucionarios en los que al principio no hubo violencia, y que sin embargo, cuándo se pudo reorganizar el sector perjudicado, todo acabó en inusitados derramamientos de sangre.
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