lunes, 31 de octubre de 2011

Ay! si fuéramos inteligentes



Inteligencia en desuso


¿Qué significa organizar la vida más inteligentemente? Pues invertir esa inteligencia en resolver la vida como desarrollo de sus parámetros fundamentales: Ayudando a que se conserve la todos, lo más y mejor posible, y adobándola con el mejor de los placeres, por otro lado tan asequible y cercano (si no estuviera tan cercado).


Cercado por el Poder (que parece nos gobiernan los más tontos de cada casa), que ha conseguido en su estupidez (ni siquiera animal) conducirnos hasta el actual capitalismo, y que adoremos al Dios Dinero y sus Santos Sacramentos de la Competitividad, el Desarrollo sin Fin, las Guerras Sin Sentido, el Consumo Compulsivo, el Menú de Religiones, el Aburrimiento Disfrazado, etc., etc., etc.


Capitalismo que nos declara iguales en los papeles, pero nos trata y hace creer diferentes en los salarios, según produzcamos más o menos.


En fin, quede como prueba de última hora de nuestra igualdad, el que tanto las religiones como el Capital saben que todos sospechamos e intuimos que somos iguales, y por eso ellos predican también (aunque engañándonos) que en efecto somos iguales... pero no todavía:

sino en el más allá (según las religiones) y en el más acá (según los Derechos Humanos).


Eso sí, un mas acá tan lejano como el cielo del más allá. Porque "seamos realistas”, nos repiten sin cesar,lo importante es que tengamos esos principios, aunque no los podamos disfrutar todavía; ya que de momento “hay que seguir la senda del desarrollo” lo cual exige, ante todo, competitividad, es decir desigualdades sociales.


Ese es el credo de los “realistas”: Hay que seguir progresando y cuando ya seamos ricos, entonces ya podremos aplicar todos los Derechos. 

Esa es la Ley del Capital, esperar (al futuro) ...y mientras... ¿derechos?.... ni los Derechos que nos corresponderían en cuanto animales (los de supervivencia y placer).

Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina

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