Desproporción
entre orgasmos
Es de suponer
que quien quiera llevar la contraria no se parará a negar esto que por lo demás
es evidente. Lo que tarda una mujer en correrse, poseída por un hombre,
es, en general, mucho más o lo suficientemente más, que lo que tarda el macho.
Lo de lo suficientemente
más se apostilla para indicar que ese exceso de tiempo, a favor o en
contra de uno de los dos sexos, es el imprescindible para crear
un problema.
Si existe
desproporción en la tardanza en llegar al orgasmo entre uno y
otro, eso es algo que hay que considerar un problema dentro de
la estructura de pareja.
No vamos aquí a
mezclar otras cuestiones que redundarían todavía más en darnos la razón, sino
que nos limitaremos a estudiar este desajuste entre "la llegada"
del orgasmo masculino y la del femenino.
Se supone que
todo el mundo comprende que para estudiar algo se debe hacer a partir de la
situación que se da con mayor frecuencia y no de casos particulares. Quien
quiera mirarse el propio ombligo que lo haga, pero que no busque sacar, de lo
que vea, conclusiones para todos.
Decimos pues que
pasamos de si el orgasmo de la mujer es más satisfactorio
(¿compensándole de la carga de los partos?), pasamos también de si la mujer
puede repetir orgasmos más fácilmente que el hombre (lo que redundaría a
favor de nuestras tesis).
Vamos también a no entrar en la cuestión de si la mujer tiene o debe tener orgasmo clitoriano o vaginal, (aunque de entrar en ello veríamos, aún con mayor motivo, lo lógico de nuestro razonamiento).
Y no vamos a tener en consideración tampoco la teoría de que no hay por qué recurrir al coito para obtener placer.
(Porque quien eso sostenga lo que está defendiendo, consciente o inconscientemente, es que lo que se tiene es instinto de placer y no instinto de reproducción).
Vamos también a no entrar en la cuestión de si la mujer tiene o debe tener orgasmo clitoriano o vaginal, (aunque de entrar en ello veríamos, aún con mayor motivo, lo lógico de nuestro razonamiento).
Y no vamos a tener en consideración tampoco la teoría de que no hay por qué recurrir al coito para obtener placer.
(Porque quien eso sostenga lo que está defendiendo, consciente o inconscientemente, es que lo que se tiene es instinto de placer y no instinto de reproducción).
Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina
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