A mayor caja fuerte mayor tesoro escondido
Pero ¿y qué tiene esto que ver con los celos?. Piénsese que si tanto se ha hecho
para garantizar la propiedad del coche, eso da idea de lo que está en juego, y por tanto
lo mal que queda el dueño cuando pierde el vehículo porque se le va con otro ¡después
del millón de precauciones que adoptó él y la sociedad machista que le ampara!.
De lo expuesto es fácilmente deducible que se pueden estudiar los celos del
hombre y los de la mujer como celos de efectos diferentes.
Celos de hombre
Cuando el hombre ve que
su coche se va con otro sufre los siguientes males:
Para empezar pierde la ración de sexo (esto hay que recalcarlo hasta la saciedad, porque
va a ser el determinante principal del odio, el que lo va a mantener y alimentar); una
ración de sexo que era ventaja primordial en la constitución de la pareja (
“te elijo a ti
porque eres la que más me gusta y así tendré el mejor sexo cada día
”). En segundo
lugar, pierde las prestaciones materiales que le proporcionaba el vehículo (le trasladaba
de sitio, le permitía transportar cosas, le hacía la comida, le cuidaba cuando estaba
enfermo, le protegía a los hijos).Y por último, que su coche se fugara pasando a ser de
otro, es el desmoronamiento de toda una lucha social intentando cumplir “
el vía-crucis
que exige la sociedad para triunfar en la vida”.
Que tu coche se vaya con otro (o lo que casi es peor con ninguno) es perder esa
situación íntima, pero tan necesaria para la autoestima, como lo es la de ser, para
tu
coche,
el mejor conductor del mundo, y que él fuera para ti, el mejor coche del universo.
Que tu coche se fugue, con o sin nuevo conductor dentro, es aparecer como un fracasado
social, y es, sobre todo, tener que "volver a empezar", tener que regresar a la inversión
de energía para buscar sexo, a la inversión de energía para encontrar
pareja que te
permita circular por las autopistas de la vida social, es tener que volver a ahorrar para
comprarte otro que, encima, además, has descubierto que puede irse luego con un
nuevo dueño. El odio está ahí, surge a raudales y se torna no sólo agresivo, sino lo que
es más preocupante, autodestructivo. Siendo esto lo peor, porque indica que las medidas
policiales y judiciales no van a resolver el problema, ya que al
herido de muerte le
importa poco su final, está ofuscado porque “le han destrozado la vida”
, frase que
resume, mejor que nada, lo dicho.
En consecuencia, el hombre pega o hiere o mata, a quien considera culpable de
deslealtad, de falta de honestidad, de ser una
puta que viene a evidenciar que a él le
falta algo para tener la categoría del chulo de la puta,
y lo que faltaba, piensa que van
a pensar, precisamente en eso que en efecto le falta, capacidad para satisfacer el instinto
de placer de una mujer durante toda la vida de ésta.
Únase a lo anterior la idea, de que la mujer era suya para deducir por qué mata
(“si no eres mía no vas a ser de nadie, ya lo verás” es la amenaza).
Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina
Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina
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