domingo, 4 de marzo de 2012

El sexo familiar no es sexo



El entierro de la líbido          


Cuarto fallo, la doma de la líbido.  

Aquí ocurre lo siguiente. La familia se convierte en la escuela donde a todos los descendientes les van a enseñar, no lo que quieren los padres - qué ilusos quienes hablan de libertad de enseñanza -sino lo que quiere el Poder, esto es, a domar la líbido.


La líbido es el concepto que puede darnos referencia de las ganas sexuales que se tienen, de forma tal que a más libido más ganas, y a menos, menos.


Para el Poder es esencial  esa doma del demonio que todos llevamos dentro. 

Y la familia va a ejecutar ese mandato por la cuenta que le tiene

Entre otras cosas por la carga familiar.


Es arriesgado, en este terreno, el no inculcar y enseñar las costumbres del entorno a los hijos, porque sería como dejarles a la intemperie, en la estacada, vendidos

Por eso, ojo al parche, se acaban transmitiendo otra vez todos los sonsonetes, todas las letanías, todos los mandamientos de la ley del no-sexo.


Además, esta represión familiar cariñosa (si te lo dicen quienes más te quieren tendrá  que ser bueno, porque de lo contrario ¿en quien confiar si no puedes fiarte ni de tus padres?)  siempre ha sido represiva en el sentido que debería serlo. 

Y así, si la estructura triunfante es el machismo, la doma de la libido de la damita ha de ser más severa que la del varoncín.

Pero la mujer tiene mucha fuerza ahí abajo y por eso, luego, ya educada y ya adulta, ha de ser sometida a palo y tralla para que no se desboque. 

Nada como la familia para mantener el control, en este caso de la esposa, que además, si es madre, debe saber que no puede ser puta (o sea caliente) que si no ¿qué pensarán sus hijos o qué aprenderán sus hijas?. 

Tremendo.

Del libro LA ESTAF SEXUAL de Paco Molina

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