jueves, 15 de marzo de 2012

El abismo de los celos



Mejor no enterarse


De repente aparecen las dudas, los celos.


El encelado sufre un dolor de espanto. El otro o la otra se va con otra u otro.


¿Qué se pierde? Se derrumba el mundo. Desaparece la garantía de satisfacción sexual. Desaparece la autoestima porque uno cree que no es capaz de arrebatar a otra persona con eso que llaman amor, de que uno no tiene ese poder especial que permite la conquista

como en el cine o la telenovela

Baja y se hunde su cotización en bolsa (en la bolsa de los valores sociales), antes eras bien mirado, incluso te creías que podías producir algo de envidia, y ahora, algún defecto van a pensar que tienes si te dejan por otra persona. Además, todo aquel milagro de la competitividad resuelta (yo soy el primero para ti, tú eres la primera para mí, los dos somos los primeros) estalla en mil 
pedazos, hay otro u otra que vale más que tú, que tiene más seducción, capacidad de atracción y fuerza que tú, que a lo mejor es que no falla en la cama en eso que tú creías que fallabas.(“¿En qué he fallado?”- se pregunta el engañado).


Resulta que quien ha dedicado toda su vida (toda su energía) a una persona, ahora se ve abandonado por quien uno sacrificó tanto.


Para empezar, el celoso sacrificó su vida sexual (tuvo otras tentaciones y las dejó pasar, o peor aún, no le complacieron, y por eso no quiere perder a quien tanto le llenay ahora le dejan solo. 

A una edad o en unas condiciones en que se siente en desventaja
para competir de nuevo buscando pareja. Invirtió también gran energía en acoplar costumbres. 

Además, ante los hijos, ante quienes todos los padres quieren ser dioses, pierden el halo de supermanes. 

Encima el hombre no puede soportar que el vencedor sea otro macho (es la continua guerra de la competitividad, la confrontación y el yo soy el mejor). 

Se ha perdido un partido que, encima, el ofendido se cree que es “el partido de la vida”.


Si se trata de mujeres, además, se sienten colgadas en lo económico (“Me dejan sola ¿Cómo saco ahora adelante a estas criaturas?”).

Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina

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