Los celos: un baluarte de la familia y el Orden Establecido
Sentado el principio de que la base fundamental de los celos -la espina dorsal
del desgarro que producen– es la pérdida de lo que hemos llamado la
ración sexual,
veamos que por eso mismo se convierten en la columna vertebral del ordenamiento
machista de la familia.
Observemos, con la lupa de la razón, el comportamiento del
alma de la familia,
la pareja.
La tentación frustrada
Supongamos que uno de los dos, consciente o inconscientemente, empieza a
tener tentaciones de probar gallos o gallinas de otro corral. Pasemos del hecho de si es
la irresponsabilidad de uno de ellos, al escapársele un comentario (“Sabes que Tal y
Cual es una persona muy agradable”) o algún otro fallo en la incipiente clandestinidad,
lo que delata o alerta al
miembro pasivo de esta situación. En ese caso éste va a enseñar
las uñas de los celos con toda la violencia que ello anuncia (en el caso que analizamos
no hace falta que sea excesiva).
Introducida la dinámica de la típica situación insoportable o que lleva camino de
serlo, quien sufría el vértigo de la tentación, la abortará. Se acaba de evitar un infierno,
a costa de capar uno de los dos miembros de la pareja su instinto de placer. Los celos
han actuado como sistema de alarma a favor del mantenimiento del Orden Familiar
Establecido.
Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina
Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina
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