sábado, 24 de marzo de 2012

Los celos ayudan a mantener familias. Por eso son algo cultural, inventado



Los celos: un baluarte de la familia y el Orden Establecido


Sentado el principio de que la base fundamental de los celos -la espina dorsal


del desgarro que producen– es la pérdida de lo que hemos llamado la

ración sexual,


veamos que por eso mismo se convierten en la columna vertebral del ordenamiento


machista de la familia.

Observemos, con la lupa de la razón, el comportamiento del

alma de la familia,


la pareja.


La tentación frustrada


Supongamos que uno de los dos, consciente o inconscientemente, empieza a


tener tentaciones de probar gallos o gallinas de otro corral. Pasemos del hecho de si es

la irresponsabilidad de uno de ellos, al escapársele un comentario (“Sabes que Tal y

Cual es una persona muy agradable”) o algún otro fallo en la incipiente clandestinidad,

lo que delata o alerta al

miembro pasivo de esta situación. En ese caso éste va a enseñar


las uñas de los celos con toda la violencia que ello anuncia (en el caso que analizamos


no hace falta que sea excesiva).

Introducida la dinámica de la típica situación insoportable o que lleva camino de

serlo, quien sufría el vértigo de la tentación, la abortará. Se acaba de evitar un infierno,

a costa de capar uno de los dos miembros de la pareja su instinto de placer. Los celos

han actuado como sistema de alarma a favor del mantenimiento del Orden Familiar

Establecido.
Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina

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