jueves, 8 de marzo de 2012

Estamos matando la ternura



¿El rescate de la ternura?


Hay que recalcar que eso que llamamos ternura puede ser algo que surge de la mezcolanza o engarce o fusión de los instintos de placer y supervivencia, ya que tiene algo de ambos. No en vano si se tiene delante una personita, cuanto más bebé mejor, sentimos como un instinto o afán protector, que por un lado es de afecto y por otro nos lleva a querer contactar con ella, o cogiéndola en brazos, o toqueteando su naricilla en una broma, o jugueteando con sus diminutos dedos.


Y eso, que sin duda es ternura o algo muy por ahí cerca, se da así mismo con los enfermos, a los que queremos infundir ánimos, a quienes notamos que les queremos             
más que los días de diario, y a quienes tenemos también tendencia a tocar, con un gesto furtivo, como un roce por la cara, o con otro más persistente cual es el de 
tenerles cogida la mano .


Por tanto, queremos recordar, al llegar a estas alturas, que lo que se defiende aquí es algo más bonito que lo actual, más bello de lo que hay, más tierno que lo conocido. 

Porque entre lo vigente ¿qué ha sido de esa ternura que sentimos por bebés y enfermos; por qué razón ha desaparecido cuando nos relacionamos con otras personas? ¿Es que esas personas, cuando están sanas, desarrolladas y en plenitud, nunca inspiraron a los
demás homo sapiens nada, o es más bien que la vida, dura, competitiva y feroz de unos contra otros -por culpa de la cultura que llaman civilización- ha matado ese sentimiento que otros llaman de solidaridad?.

Aclarado lo anterior sigue una propuesta para salir del actual y árido desierto social.


 Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina

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