LA TÍA
CARNAL
-¿Qué te ha parecido, amigo Peromato,
que los curas hayan rescatado las sotanas de los sótanos y se hayan puesto a
reivindicar el retorno a la familia tradicional?
-Pues amiga Gobierna, me parece de lo más
genial que ha ocurrido en mucho tiempo y espero que siga la fiesta en el 2008,
qué por cierto se presenta redondo
-Tío, ¿se te ha subido el cotillón a la
cabeza? Pero si ya nadie añora eso de “la mujer, la pata quebrada y en casa”
que defendía el más puro estilo machista de familia
-Bueno, bueno; yo diría que ahora lo que
acepta el macho es que la mujer salga a ganar un dinerillo para poder comprarse
el 4x4 pero que él, dueño y señor aún, quiere que la mujer siga con “la pata
quebrada, aunque ahora en el trabajo”, es decir que fuera de su ámbito ni vea,
ni oiga, ni hable, ni se deje llevar por las tentaciones de la vida
-Es lógico, si dos se quieren deben
establecer un compromiso entre ellos y cual mejor que el de serse fieles; pues
al fin y al cabo, si te gusta “X” ¿para qué quieres el resto del abecedario?
-No, si como prueba de amor no hay mejor que
la de la “fidelidad”, que si existe un sacrificio grande en este mundo es pasar
por él renunciando a mil sonrisas, diez mil abrazos, cien mil pares de piernas
y algún que otro sexo con el sólido argumento de que “aunque quieres no puedes”
y encima por amor a otro que está haciendo igualmente el primo o lo que es
peor, no lo está haciendo, pero tú no lo sabes
-Entonces ¿por qué defiendes la familia
tradicional cristiana?
-Por la tía carnal. La figura de la tía
carnal se está perdiendo sin que el Gobierno, fíjate lo que te digo, ni el
estatal ni el autonómico, estén haciendo nada para evitarlo. Dan ayudas por
tener un hijo en un mundo superpoblado y ni un euro para conservar a las tías
carnales que tanto bien hacían en la familia tradicional
-A mi me parece que tu cuerpo aún no está
acostumbrado a los espumosos de la tierra; ¿acaso no tienen ahora los niños
tías carnales?
-Pero no como antes; lo mismo que no es igual
la figura de “la madrastra”, que antes estaba muy claro que era la mala, pero
como ahora mamá y papá se casan por doquier; hay más madrastras que madres y no
sólo eso, sino que ya no son malas y perversas como en los cuentos sino que
como quieren conseguir el cariño del hijo postizo se desviven en regalos, y
permisividades, de manera tal que son jauja.
-Bueno, pues ya está, sólo eso ya compensa la
desaparición de la tía carnal.
-Quiá; la tía carnal era quien te despertaba
los sentidos, la que una vez que tenias uso de razón te enseñaba inconsciente
ella (¿o no?) a usar esa razón, buscando todo el día, cuando venía de
vacaciones, ese sostén que se dejaba colgado de la alcachofa de la ducha, ese
visillo que no era capaz de cerrar del todo cuando se cambiaba, esa incorrecta
manera de sentarse en una silla a tomar el sol tomando unas pipas y haciendo
comentarios que hacían ver al más tonto que no era de este mundo
-Estás cual cabra; y en ese plan es como si
yo acuso a los curas de querer resucitar la “familia tradicional y con tata”
para recobrar la añorada costumbre de que les inviten a las casas a merendar “chocolote
hecho” con picatostes, o que la buenas esposas vuelvan a acogerse
a la morbosa figura del director espiritual
-Creí que me ibas a refutar diciendo que lo
que antes aportaba la tía carnal ahora está en el ambiente: tangas por doquier,
topless a diestro y siniestro, películas escabrosas hasta en los video clips
-No, en eso tienes razón, pero todo eso es
tan natural que no embrutece, o al menos no tanto como lo hacía la irrupción brutal
de tía Mar rompiendo el orden establecido nada más pisar el anden, y tras poner
la maleta en el suelo comentar: “vaya, otra carrera”, mientras enderezaba las costuras de sus medias de
cristal
- FRANCISCO MOLINA
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