EL REGATO DE
VALORIO
Indudablemente los ríos que
llevan agua son más bonitos que los que no. Por eso los Pirineos son una zona tan apreciada en cuanto a sus
atractivos naturales, porque durante todo el año corren por sus arroyos grandes
cantidades de agua saltarina.
Pero claro eso requiere unas
características que tienen que ver con la zona. Zamora, por ejemplo, está en
Castilla y por eso reúne condiciones propias del territorio madre.
Y una de esas cosas típicas de
aquí es que los ríos se secan en verano, hasta el punto de que a más de uno le
llamamos el Sequillo.
Consecuencia de eso es que desde
siempre o desde hace unos años (muchos) el regato de Valorio se seca en verano.
Ante cosa tan natural los que más
saben de estas cosas decidieron que lo ideal era conseguir agua artificial para
ese cauce que seco hacia feo (no lo limpiaban y estaba sucio).
Consecuencia decidieron gastarse
200.000 € (de todos, no de ellos) en hacer una máquina que subiera el agua
desde el Duero hasta el nacimiento de nuestro más famosos regato. A lo que hay
que añadir el consumo de la energía eléctrica necesaria para elevar los litros
necesarios hasta la cumbre cada año.
Como se ve una técnica opuesta
por el vértice a las Aceñas de Olivares que fueron concebidas para producir sin
gastar y no para gastar sin producir, que es lo de la genialidad de Valorio.
Vamos que si el susodicho regato en
vez de secarse en verano se helara en invierno, no habrían dudado nuestros
próceres en adaptarle unos calentadores para descongelarlo
Dice el refrán que “En el pecado
está la penitencia” y tal vez por eso el invento no funciona
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