LA PLAZA DEL FRESCO
VIRGENCITA
Ay Madre del Verbo cuanto saben
los políticos.
Hace unos meses, cuando la marea
de la crisis económica no había subido tanto ni alcanzado a tantos, nuestros
gentiles políticos, los que se desvelan continuamente por nosotros pero no ven
una crisis, ni un burro, a tres pasos, anunciaron a bombo y platillo que, para
dar ejemplo, se congelaban los sueldos.
Lo hacían para “dar ejemplo” y
para “dar el golpe”, porque de hecho “su congelación salarial” es un chollo de
padre y muy señor mío. De padre de la patria claro.
Y decimos que lo suyo es una
jugada maestra porque lo que ha ocurrido realmente es que como son muy listos
(el más tonto hace relojes) en cuanto le vieron las orejas al lobo se han
dicho. “Virgencita, virgencita, que me quede como estoy” (forrado), y así ha
sido.
Y mientras tanto, el resto de la
gente, aunque reza incluso con más devoción, por más que implora “virgencita,
virgencita que me quede como estoy” no se está quedando como estaba ni por
asomo.
Y si tenían un buen trabajo se
quedan con él pero sin cobrar todos los meses
(un ERE), y si tenían un mal trabajo ya no lo tienen, o si podían pagar
la hipoteca ya no pueden, o si esperaban vender un piso para saldar deudas ya no
se lo compran, o si tenían unos euros de
más para darse una alegría en fiestas ya no los tienen, o si esperaban que les
dieran un subidón a su pensión de miseria adiós esperanza.
Que listos “los listos” que han
decidido congelarse el chollo, osease garantizárselo, es decir lo que se llama
blindarse la cartera.
Virgencita, virgencita que me
quede como estoy y no me cabree más.
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