LA
TERCERA O DEFINITIVA
Andaba yo por Madrid y en esto un ciudadano me
entregó un papelito.
En él ponía:
“Soluciono todo tipo de problemas. Rapidez, eficacia y garantía 100%. Te ayuda a
resolver problemas de amor, recupera pareja, amarres, unión rápida, fuerte
atracción, separación, resolver problemas familiares y mejorar tus negocios.
Levantar tu empresa. Recuperar dinero perdido. Impotencia sexual. Cualquier
caso por difícil que sea sin ninguna duda”.
Caracoles, pensé,
¡¡¡la Tercera República!!!.
Claro que pudo
influir en mi conclusión el hecho de que todo ocurrió en vísperas del 14 de
Abril, aniversario de la proclamación de la II República, la que comenzó en
1931 llena de ilusión y esperanza, y abortaron los golpistas en 1936
financiados por los poderosos, llenando la patria de sangre.
Y es que en la lucha
por desembocar en esta más civilizada forma de Gobierno, la República frente a
la Monarquía, se está cometiendo un pequeño, pero que puede ser trascendente,
error. Se está transmitiendo la idea de que llegada la República, todos los
problemas quedarían resueltos.
Craso error, una
república, siendo algo más avanzado democráticamente en cuánto organización
sociopolítica, no garantiza nada. Si los ciudadanos siguen sin darse cuenta de
la fuerza inmensa de su voto para cambiar las cosas y no lo usan adecuadamente,
si las personas no se dan cuenta que tienen ellas mismas que defenderse de los
ataques que sufren y siguen delegando en los políticos, si las gentes no
perciben que las manifestaciones autorizadas son para que el gobernante sepa si
va bien o mal, y se quedan en casa; si no hay un espíritu de lucha, ni monarquía,
ni república van a servir para nada.
Por eso corresponde
a quien corresponda no hacer creer que llegada la Tercera República se van a
resolver los problemas hasta de “AMARRES” , como dice el panfleto.
Ese chasco ya lo
produjo “la llegada de la democracia”, que siendo infinitamente mejor que la
dictadura, no ha resuelto los problemas ni de todos, ni para siempre.
Otra historia es que
la III República, y se supone que definitiva, si resolvería de una vez y de
golpe, un problema que quedó marcado a fuego en el alma leal de los españoles
que se vieron obligados a una guerra civil, batalla cainita que sólo sirvió para
que los poderosos siguieran siéndolo, pero que no arregló ni uno de los problemas
de la clase trabajadora, del pueblo llano, y menos el fundamental de no saber “qué
va a ser mañana de mi, qué va a ser
mañana de los míos”.
La Tercera República,
con su sola aparición, si dejaría resuelto definitivamente el problema clave de
que la Segunda había llegado democráticamente, era democrática y más avanzada
que la Monarquía actual, y se arrasó por eso, porque el pueblo democráticamente
quería que se repartiera la riqueza.
Y en política, como
en la vida, las satisfacciones morales son algo
a lo que el ser humano tiene derecho a “amarrarse”.
PACO
MOLINA. Zamora-21- Abril del 2014.
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