EL
EMBUDO DE LA LEY
-Gobierna, tu sabes lo que es la “ley del
embudo”.
-La Ley del embudo, Peromato, es
una expresión que pretende denunciar aquellas normas que son difíciles de
cumplir para los demás y fáciles para el legislador; es decir, las que están hechas a favor de quien
manda y en contra de los mandados. O sea, la ley del embudo es “para mi lo
ancho y para ti lo crudo”.
-Muy bien amiga, veo que como ya
sabía tú sabes .
-Si, pero supongo que me lo has
preguntado por algo, que no te creo tan tonto como para no saberlo.
-No saber algo no es de tontos
es de mentes virginales, que saber, saber, quiere saber todo el mundo.
-Sí, lo del Homo-Cotillus; pero
suelta prenda de una vez pelma.
-¿Recuerdas cómo se entra en al
Iglesia Católica?
-Pareces un yankee en
Guantánamo, qué tortura de preguntas; pues claro que lo se. Mira, se coge a un
bebe que apenas sabe comer y no tiene ni idea de andar, se le asignan dos
padrinos de distinto sexo (aunque ahora con los matrimonios de homosexuales no
se cómo estará eso), se va a una Iglesia, y el párroco le hecha al nuevo
afiliado líquido por el coco sobre la pila del agua bendita. Luego se pasa el
cepillo y es apuntado en el registro de esa sociedad limitada.
-Te olvidas de una cosa, lista.
-¿De qué?
-De que como quedaría feo
inscribir a alguien tan imberbe e ignorante, esa militancia se tiene que
ratificar mediante la confirmación.
-Bueno, de eso no me olvidé,
pero esa confirmación se hace en fases de la vida que jurídicamente no tienen
valor, ni para votar, ni para trabajar, o sea son edades todavía de “minoría de
edad”.
-Tienes razón. Pues mira, con lo
que acabas de contar me acabas de describir la parte ancha del embudo.
-¿De qué embudo?
-Del embudo que tiene montado la
Iglesia Católica, que parece Vodafón o cualquier compañía de móviles o
Internet, que te dan facilidades para entrar y te dificultan la salida.
-No creo que sea tan difícil.
-Te diré; mira, para empezar
necesitas también dos padrinos, o sea dos testigos, llevar bajo el brazo la
partida de bautismo, extendida sólo seis meses antes como mucho, y realizar un
acto de renuncia delante de un “notario eclesiástico”, donde te mirarán el
fondo de ojo para ver si estás en tus cabales, dando de todo fe, claro, el
Secretario General de Obispo. Aunque si quieres puedes ir a un notario y ya
está
-Concho!!!.Pues los notarios
cobran un pastón.
-Bueno, pero ya te dan a elegir
¿no? O gastar dinero o acto de apostasía inquisitorial
-Y eso ¿qué es? ¿también cobran
un ojo de la cara o basta con el ojo que si te escandaliza debes arrancártelo?
-Supongo que no; pero las
partidas de bautismo dicen que ahora hay que sacarlas en persona, con lo que si
vives en Sebastopol, la ruina.
-Eso pasa porque los feligreses
no pagan cuota como los socios de un equipo de fútbol. Que ahí, si te quieres
dar de baja, dejas de cotizar y ya no te dejan entrar al campo.
-Tienes razón ¿por qué los
hermanos de una religión no pagan su cuota de socios?
-Supongo que porque si hubiera
cuota sólo se podrían salvar los ricos y sin cuota nos salvamos todos.
FRANCISCO MOLINA
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