CONSTRUCTIVO/DESTRUCTIVO
Entre las cosas más peregrinas
que se oyen en el mundo de la política está esa que dicen quienes gobiernan
sobre la oposición.
Según ellos hay dos formas de
hacer oposición, la destructiva y la constructiva.
Con el término “oposición
constructiva” bautizan a los partidos políticos que hacen de la política unos
juegos florales y en la que sus integrante están simplemente para vivir mejor y
si cae el chollo de poder gobernar, pues a comer a dos carrillos.
Es decir, el mandamás de turno
pone la cruz al merito de la mejor oposición (para él) a quien no le da la
lata, dice las cuatro tontunas de rigor y a otra cosa mariposa.
Y por lo mismo, pero al revés,
tilda de “oposición destructiva” (vaya por dios) a la que le saca los colores
por hacerlo mal o por hacerlo peor.
Ahora bien, ante esto debemos
preguntarnos ¿puede la oposición ser destructiva?
Respuesta contundente, pues no,
no puede aunque quiera, porque no gobierna, es decir no ejecuta.
Ejemplo: los gobernantes en el
Ayuntamiento de Zamora quieren hacer un aparcamiento subterráneo en la Avenida de las Tres
Cruces, es decir quieren destruir lo que hay para hacer una cosa distinta no
necesaria.
Ante eso parte de la oposición
dice que hay que respetar el sentir de los vecinos y comerciantes que viven en
esa calle o viven de esa calle, y que por tanto lo prudente es esperar a ver
que ocurre con el del Clínico, si tarda poco, si queda bien, si resuelve el
tema de los aparcamientos. En definitiva se opone a una acción destructiva.
Se ve claro por tanto que quien
gobierna se convierte, él mismo, en destructivo o constructivo según actúe bien
o mal.
Mientras que la oposición poco
pinta, ni construye ni destruye; es quien manda quien puede optar por una cosa
u otra.
Y la experiencia indica que quien
no oye LA
VOZ DE ZAMORA es un gobierno destructivo.
El Fresco
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