lunes, 7 de noviembre de 2016

Marxismo: La competitividad es nefasta

Hoy hace 99 años de la revolución soviética

IX
TODAS LAS COSAS Y CUESTIONES, TODO EN TODO, ESTÁ RELACIONADO.

Esta formulación es de una sencillez y de una eficacia para explicar y explicarse cosas, que no puede por menos que asombrar el poco uso que se hace de ella.

Lo psíquico y lo material son un continuo; el cuerpo y el alma la misma cosa; lo sindical y lo político no tienen frontera natural que los separe; la vida personal y la pública podrán ser más o menos esquizofrénicas, pero una repercute en la otra y al revés; la injusticia social y la inseguridad ciudadana son magnitudes directamente proporcionales porque vibran al unísono; nuestro lugar social y nuestra forma de actuar se sugestionan una  a la otra, etc. etc.

Por eso, cuando alguien dice, “no hagamos política”, pretende no sólo hacer política sino que busca además situarse lo mejor posible en la línea de salida, para hacer después proposiciones que a poco que se las hurgue, se verá, que son deshonestamente políticas.

Y como todo en todo está relacionado también los marxistas y los comunistas reciben el maléfico influjo de la sociedad competitiva, y bastante inconscientemente acaban por “competir”, dando así lugar a los personalismos y a las guerras personalistas.

Conviene aclarar que el personalismo no es que una persona destaque por sus capacidades y méritos hasta tener más renombre que el grupo, no, eso es bastante bueno. 

Personalismo es que alguien considere su propia persona como digna de culto y reverencia porque es el mejor, y cuando está en la cumbre  resulta que ya no sólo es el mejor sino que, también es único, y a partir de ahí hay que seguirle, no contrariarle y ayudarle entre todos a pasar de héroe imaginario (en su cabeza) a héroe real.

Es chocante que entre gentes de  izquierdas, que al optar por apuestas “perdedoras” en una sociedad capitalista (propaganda cultural en contra, prevención hacia ellos para determinados puestos de  trabajo, etc.) dan prueba de una cierta fortaleza de ánimo, resulta que no tengan también fuerza para reprimir esos ramalazos de vanidad y competitividad que, si es lógico tenerlos (todo está relacionado y somos hijos de una sociedad competitiva hasta la ferocidad, recuérdense los celos entre hermanos) más lógico  aún es reprimirlos en aras de la victoria del grupo, de las  ideas del grupo.

Es absurdo jugarse hasta la vida, como en muchos sitios y momentos se la han jugado los comunistas, y no jugarse la vanidad  que a algunos dirigentes les lleva a disputarse el título de Redentor de la Clase Obrera, de forma tan sorprendente que, no sólo pretenden “salvar al proletariado”  sino que quieren ser ellos el Salvador, y si él, Fulanito de Tal, no consigue ser el Sacrificado que Libere a los Oprimidos (o sea el Redentor) prefiere que nadie libere a los oprimidos, porque los liberarían mal, con lo que resulta que estos deben seguir otro montón de años en circunstancias desfavorables hasta que alguien les libere bien.

“Todo en todo está relacionado”, así que también habrá que recordar que pasando de política no se puede evitar estar en política, siendo la única diferencia, entonces, que quien pasa de política se encontrará en desventaja ya que no se le tendrá en cuenta.

Del libro EL ALEGRE COMUNISMO de Paco Molina.


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