A LOS
CIEN MIL VISITANTES
Es seguro que Zamora les ha
acogido espléndidamente, como sin duda se merecen; es seguro, también, que
están sorprendidos de haberse encontrado una ciudad tan bonita y acogedora, y
es más seguro que todavía no han salido de su asombro ante el espectáculo de su
Semana Santa. Por todo ello dan por bien empleados sus días de descanso y
esparcimiento, e incluso ya están repasando cómo contar en casa la grata
sorpresa, descubierta tan a la vuelta de la esquina.
Pues precisamente, abusando de
su estado, casi de gracia, querría pedirles un favor, en nombre, no mío que yo
no soy digno, sino precisamente en el de esta armonía estética que tanto les ha
atrapado.
Ya habrán comprendido que una
ciudad no alcanza este grado “atracción” sin un trabajo previo. El de Zamora se
debe fundamentalmente a todos los alcaldes que ha tenido, pues cada uno ha
aportado su granito de arena. El problema está en que, paradójicamente, el
mejor de todos quiere aportar ahora un “granito de serrín”.
Nuestro actual mandatario, el
mejor sin duda, pues por tres veces lo ha querido el pueblo democrático, es,
fíjense bien, Barandales de Honor. Y ese título, para que lo entiendan, es algo
así como “el Oscar de la Pasión”. No se le da a cualquiera. Al actual Alcalde no
es que los de aquí le debamos todo, es que incluso ustedes le deben estar
agradecidos pues, sabiendo lo que busca un visitante, no dudó en cambiar un
parque de toda la vida por un parking para sus coches.
No obstante, sabido es que
“hasta el mejor escribano echa un borrón”, y en esas estamos. Les cuento;
encaminen sus pasos al Castillo- junto a la Catedral- y allí pregunten por la
Puerta de la Traición-, está todo en un pañuelo-encima de seda-. Enseguida
verán una pequeña iglesia y detrás de ella un espacio con una cerca, entre ésta
y la muralla, preparado para el sacrificio.
Al
Poder siempre se arriman arribistas sin escrúpulos y abusan de la buena
voluntad de los escasos líderes de los que pueden disfrutar los pueblos. No
podíamos ser, pues, una excepción, y resulta que al Primer Zamorano, por
dedicación y entrega, le han comido el tarro diciéndole que si deja construir
allí, en ese sitio que se ve que sería un crimen hacerlo, va a ser mejor para
todos porque, en esas 15 viviendas de lujo- ya lo creo ¿verdad?-los que se
pongan a vivir van a dar vida a un casco histórico bastante deshabitado.
También le han susurrado que el callejón que quedará entre las casas y la
muralla -tapándola- aumentará la belleza del lugar pues así eran de
estrechucas, malolientes y siniestras las rúas en la Edad Media.
Sin
embargo, algunos pensamos que eso no será así. Consideramos que la vida de esa
zona, bella y artística, la deben dar, sobre todo, los que como ustedes vengan,
año y tras año y cada vez en mayor número, a ver nuestros hermosos sitios y
rincones. Y respecto a los trazados medievales opinamos que volver al “agua
va”, y arrojar los desechos por las ventanas como reclamo turístico y en
determinadas fechas no esta mal, pero que darlo por bueno, durante todo el año,
no se entiende. Sin embargo, de dejar el espacio abierto, al estilo de la Edad
del Sentido Común, estaría más acertado.
Por
tanto, y en la seguridad de que ven las cosas como todos los zamoranos, menos
los que “malmetieron”, poniéndole la cabeza a pájaros, a nuestra máxima
autoridad, les ruego hagan lo que sigue. Busquen todos los libros de
reclamaciones que encuentren, en hoteles, restaurantes, hospitales, RENFE, etc-
y en ellos “reclamen” que se le pida al
Sr. Alcalde que no estropee esta villa, que tanto les sedujo, permitiendo que
se construya junto a la Puerta de la
Traición. Ustedes lo han visto: “Zamora no se merece esa corona de espinas de
cemento armado”.
FRANCISCO MOLINA. Año 2005, en la opinión de Zamora
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