PARTIDO
CONSERVADOR: RETRATO-ROBOT
Lo malo de la caída
del muro de Berlín está en que al parecer a algunos les ha cogido cerca y algún
que otro cascote les ha dejado el cerebro gris, gris.
Ello, unido a esas
frases hechas que tanto deshacen, como “veis, al final, economía de mercado
para todos”, “es necesaria la estimulación y la productividad para prosperar”, “es
el fin de las ideologías y los romanticismos revolucionarios”, etc., presentan
un panorama en que no sólo “todos los políticos son iguales”, según el pueblo,
sino que, además “todos las políticas han de ser la misma porque no hay otra
valida”, según los intelectuales.
Bueno, pues hágase
un esfuerzo por perfilar el retrato robot de lo que es un partido conservador,
y luego que cada una y cada uno piense si le queda espacio para ser distinto.
Un partido podría
definirse como conservador cuando no quiere básicamente la modificación del
orden mundial, nacional, social y cultural establecido, y suele, en cuanto a
apuestas concretas, ser partidario de:
En
política internacional:
Intervenir
militarmente donde lo exijan los propios intereses, los bloques militares, la
OTAN, el mercado de armamentos como uno más, y la política de disuasión mediante
armas nucleares.
En
política nacional:
Aceptan la mili, la
energía nuclear, los cementerios nucleares, bases extranjeras en propio suelo.
Y quieren: economía planificada en favor de los empresarios y ley contra la
huelga.
En
política municipal:
Toleran la
especulación, consideran un problema secundario el de las zonas verdes y se
resisten a las circunvalaciones.
En
política social:
Sienten debilidad
por altos sueldos para los políticos, fuertes subvenciones a los partidos, política
xenófoba, los enchufes para colocar a los próximos, privatizarlo todo si es rentable,
más impuestos indirectos que directos y progresivos, despido libre y gratuito,
ha de haber parados, no se puede repartir el trabajo que hay porque disminuiría
la competitividad de las empresas.
Como se ve, este
perfil de partido conservador no es perverso, puesto que todos sus simpatizantes,
o casi todos, defienden con orgullo y la cabeza bien alta el total, o casi el total,
de los puntos que se enumeran.
Naturalmente, y como
todo retrato robot, proviene de la descripción de la información de un testigo,
nunca de un video de los hechos, y, por lo tanto, se puede discutir sobre si
los ojos son más o menos cejijuntos o las orejas menos o mas puntiagudas, pero
lo global, la esencia, ahí reside.
La moraleja está en
que sin gran esfuerzo se puede obtener el perfil de los grupos de izquierda sin
más que trabajar con el negativo de este retrato.
Pero no es esa la
utilidad más acuciante; ella puede obtenerse si se une todo lo dicho a la máxima
cristiana de “por sus obras les conoceréis” o por el principio marxista de “solo la práctica,
y no la teoría, ha de ser enjuiciada”.
Haciendo eso se
puede saber no solo quien o cuales partidos son de derechas, sino también, lo
que es más emocionante, uno puede mirarse al espejo y comprobar si se parece al
retrato robot del tipo de ideología que ¡está triunfando en el mundo!.
Si coincide solo en un 10 por ciento de los
puntos del retrato robot no desespere, en cirugía plástica y estética hacen ya
virguerías, basta con tener dinero o ansia.
Ejemplo, solo con
tener ansia de dinero hacen unos liposuccionados de conciencia buenísimos.
FRANCISCO
MOLINA. Publicado en El Correo de Zamora el 23 de Agosto de 1990
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