miércoles, 11 de noviembre de 2015

¡QUEREMOS OTRA BODA!

                                   ¡QUEREMOS OTRA BODA!

            Lo mismo que en Zamora cuantas más Semanas Santas mejor, en Toro cuanto más Carnavales y en Benavente venga toros enmaromados,  ¡Queremos otra boda!

            A quienes les gustó quieren otra boda porque sí. 

A quienes les parece que TVE metió la pata  también quieren otra  a ver si ahora sale bien. Puede que incluso el marido de Carolina quiera repetir también para ver lo que se perdió. Y qué decir de quienes consideran que con otra boda lo más fácil es que ahora no lloviera. 

También queremos otra boda con Eva Sanum dentro del traje de novia, que un cuello chimenea debe echar  humo.

            También queremos otra boda en la que el locutor nos diga si entre los invitados está alguna de esas 250 personas-no empresas- que juntas tienen tanto dinero como los 2.500 millones de seres humanos más pobres que hay sobre la Tierra. Incluso queremos otra boda en que se casen esos 250 con los dos mil quinientos millones de personas más pobres. Y que los primeros ,como regalo nupcial les den a los segundos la mitad de su dinero, que seguro que estos pasaran a vivir el doble de bien, sin que los 250 rebajen su nivel a la mitad.

            Queremos otra boda en la que al llegar algún jerifalte, los locutores,  después de decirnos que su mujer va de organdí, noS digan de qué va él. O sea, si es monarca, en cuantas guerras y tragedias se forjó su imperio. Si es banquero, en cuantos atracos legales, desahucios e incluso estafas se basa su fortuna. Si es rico a secas , de dónde “saca pa tanto como destaca”. 

Queremos saber los entresijos de los invitados.

            Queremos otra boda en que la modernidad no sea casarse con una plebeya divorciada, si no que en el colmo  de lo  guay se casen dos príncipes gays, o dos princesas lesbianas, o sendos transexuales, que eso sí que es ser moderno. 

Y que si no paren, porque claro esas bodas no dejan preñado a nadie, que adopten un negrito.

            Queremos otra boda en la que se casen los países ricos con los países pobres, y de regalo de pedida les perdonen la deuda externa. Pero no como las arras, que el chico se las da a la chica, esta se las devuelve, quedándose el chico con todo, novia y dinero. Igual que se hace ahora con los préstamos para el desarrollo.

            Queremos otra boda en que la sociedad rica se case con la pobre y que para celebrarlo se permita a los inmigrantes entrar sin pateras, por la frontera y con el dinero que ahora le tienen que dar a la mafias, convertido en él que les permita estar por aquí unos meses buscando trabajo sin riesgos. Una boda en que las calles se engalanen con los papeles de los sin papeles.

            Queremos otra boda donde las fuerzas de seguridad protejan a los pobres, a los trabajadores, a los pensionistas, mientras los ricos vitorean desde la calle y bajo la lluvia, el paso de la comitiva de quienes tienen los ingresos justos para disfrutar de la vida hasta el día siguiente.

            Queremos otra boda en la que se case alguien con los parias de la tierra, que a  este paso van a seguir quedando para vestir santos.

            Queremos una boda entre militares y pacifistas, en la que se juren amor eterno y serse fieles, es decir no disparar ni un tiro, ni en la prosperidad, ni en la adversidad. Una boda que suponga un nuevo hogar, lejos del de los ricachones que deciden conquistar tal o cual país para abrir mercados .

Una boda que se consume sobre banderas blancas de rendición al sentido común.

                        Queremos otra boda en  la que puestos a mentir, nos mientan a base de bien, y nos pasen la pasarela Cibeles, el Salón Gaudí y lo último de Hollywood, bajo el embrujo de que son los dioses y diosas que están junto a quien corresponde.

 Queremos otra boda porque somos insaciables. Somos el pueblo.


           FRANCISCO MOLINA. LA OPINIÓN DE ZAMORA. AÑO 2004 

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