ACEÑAS
Y ACÉMILAS
TARTAKOWER fue un
fenomenal ajedrecista. Conocía tan bien este juego que pronuncio la mejor frase
que sobre el mismo se podía decir: “El error es el alma del ajedrez”.
Como no hay espacio
para describir lo acertado de la frase quede a la inteligencia de usted el ver
la verdad de esa afirmación.
Si ningún jugador
cometiera al menos un error, todas las partidas desembocarían en tablas
(empate) con el consiguiente aburrimiento.
Si se copia a Tartakower y pasamos al campo de
lo social podemos decir:
“La corrupción es el
alma de la democracia”.
No se asusten, no se
está diciendo que sea mejor la dictadura. En absoluto.
La dictadura es la
corrupción en cuerpo y alma (no solo el alma es la corrompida). En dictadura
además, no existe derecho al pataleo respecto a la corrupción, mientras que en
democracia Si.
E incluso en esta, a
veces, si el corrupto es cogido con las manos en la masa de la corrupción se le
puede condenar, para así guardar las formas (de ahí que a esta democracia se le
llame "formal").
Este castigo (el que
se le impone al corrupto cogido "in fraganti") tiene como fin que los
señores poderosos no escandalicen en extremo provocando tanto al populacho que
se descubra el pastel (el pastel es ese que se reparten entre los cómplices de
todas las películas de gansters, como vos sabéis de sobra).
Por todo eso es por
lo que lo de las aceñas de Cabañales es algo más grave de lo que parece.
Si, porque en este
asunto, no solo unos cuantos poderosos han sido corruptos (han hecho trampas)
sino que encima han escandalizado al pueblo (que sólo quiere trabajo para ganar
dinero, dinero para comer, comer para tener fuerzas y fuerzas para sacar a los
hijos adelante, y que estos, agradecidos, te busquen una buena residencia de la
3ª Edad).
"Fallado"
el "caso Zamora" se levantó la veda para los menos inteligentes de
nuestros queridos caciques.
Dejado el
"Caso" empieza "el Ocaso de Zamora".
Ya no hay una ley
que respetar. Ya no hay unas formas que guardar para que la democracia sea, al
menos formal.
Ya se dio la salida
para el "coge el dinero y corre".
Contaron que iban a
reconstruir, rehabilitar y restaurar las aceñas de Cabañales.
¡Qué bonito! El político
ganaría prestigio y la empresa constructora dinero.
Pero claro, cuidar
lo que hay ya, completar lo que hay ya, y reconstruir sobre lo que hay ya,
lleva mucho tiempo (y el tiempo es oro, o sea dinero) y si encima hay crecidas
este invierno, no te digo nada.
No hace falta ser el
primo de Sherlock Holmes para saber que el camino para descubrir la verdad de
este caso y en todos, es investigar a quién beneficia el crimen, y miren,
caídas las aceñas por su propio peso (según ellos) las nuevas aceñas estarían
en pie de nuevo (pedir que las vuelvan a construir es como pedir que salga el
Sol mañana, una perogrullada) por menos dinero, más rumbosas y antes de las próximas
elecciones.
¿Quién ha ganado por
lo tanto? Exacto. Pues esos son los presuntos culpables, (los que ahora ganarán
más dinero y los que obtendrán dentro de un año más votos, al inaugurarlas
antes de las próximas elecciones).
Y que no nos hagan
comulgar con ruedas de molino. Un respeto.
FRANCISCO
MOLINA En La Opinión de Zamora a
comienzos del siglo XXI
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