EL ALCALDE SUICIDA
Si no fuera porque lo vi con mis
propios ojos a través de Televisión Zamora, también me lo hubiera creído, que
para eso hay más medios de comunicación y, además se veía venir.
Me
refiero a la increíble escena del Alcalde de una ciudad importante- Zamora-
llamando “bocazas”, por dos veces, a un vecino de la villa, en la calle y a dos
distancias, la corta donde una colonia se la juega, y la larga, donde un
ilustrísimo se queda sin lustre. Y todo porque el ciudadano le reprochaba lo que
a él le parecía una obra incompleta.
Se
veía venir. Hace tiempo lo he comentado donde tenía ocasión, el Alcalde de
Zamora es, desde su último juramento del cargo, un alcalde políticamente
suicida, o sea, que le da todo igual. Tal vez ha sido porque ganó sólo por 18
votos y no se lo perdona al pueblo, “después de lo mucho que hizo”. O quizás
porque tiene una sobredosis de responsabilidad- traducido al castellano-tocó
techo su carrera política. Es Alcalde, Senador, Presidente de la Federación
Regional de Municipios, no se qué de una caja y tal vez de otra. En fin, para
qué contar.
El caso es que da la impresión de que todo le
importa poco, y que se va a jugar al bacarrá el crédito político que le pueda
quedar. Siendo esta situación
preocupante, pues no en vano cuenta, con mayoría absoluta, en la
institución que gobierna, y pleitesía supra absoluta, entre sus concejales
fieles, pues no parece que Macias aspire a otra cosa que a aspirador de todo lo que se aspira. Y los
demás, de plastilina y a trabajar con sordina.
No
creo que esto empezara con el agua que cayó cuando la Europeade, pero la
maldición lo parece. Le dan millones de Europa para arreglar el Casco
Artístico, y se carga San Martín, al tiempo que deja olores que no los arregla ya ni el mejor botafumeiro.
Se pone a arreglar el hombre los alrededores del río, y la mano se le va en
poner piedras y cemento, al tiempo que en podar
sombras, de manera tal que sólo se puede disfrutar del evento cuando no
hace ni sol ,ni viento. De Valorio no digamos, viendo que se resecaba, dispone
ampliar la buchina y hacer una pasarela de la caraba. Y va la charca y se abre, de par en par en
rajitas, y traga que traga agua, mientras por la pasarela citada ni el lobo de
caperucita pasa, pues va para el lado contrario al que quería la gente que no
lo quería. Lo de las Azeñas de Cabañales, es para pegarse un tiro, que tiene la
“suerte” el tío, de hacerlas antes del voto y no pudo vender la moto.
Y en San
Frontis con la balsa, el Alcalde está en su salsa, que el baño de multitudes no
es una de sus virtudes, prefirió la ducha fría para el barrio que lo pedía.
Mención
especial merece el Puente Nuevo, pardiez. Él lo quiere en entrepuentes, porque
así lo hace cualquiera, de lo barato que queda, y ofrece otro para arriba, el
de la nueva autovía. Pero el pueblo, erre que erre, que aguas abajo macho o
verás lo que es un tajo.
Las
casas que quiere hacer junto a la
Traición de la Puerta, San Isidoro le dicen, 13 apartamentos de lujo,
serán cual 13 mazmorras “pa” sus 13 concejales, pues si eso lo ejecuta no lo
salva ya ni un brujo, que no creo se
permita, que tras estropear la ermita, muralla y lugar hermoso, se quede sin
ser famoso, y en el inhóspito rincón,
entre casas y el murallón, lleno de basura y pises, aparecerá un sucio rincón,
cuyo nombre será por siempre: Callejón Sin Salida “Antonio Vázquez Jiménez”. Y
con una placa añadida: “La ciudad agradecida, a su primer Alcalde Suicida”.
Francisco molina. La Opinión de Zamora 2004
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