LA
METAFÍSICA DE MAASTRICHT
Cuando el profesor
entiende lo que explica y los alumnos entienden lo que se les explica, es que
se está impartiendo una clase de ciencias. Cuando el profesor entiende lo que
explica pero los alumnos no entienden lo explicado, se trata de una clase de física.
Y cuando ni los alumnos, ni el profesor entienden lo que se explica la clase es
que es de metafísica.
A estas categorías
de la ciencia, establecidas por el saber popular, se le podría añadir el caso
que sigue:
El que explica sabe
que lo que dice no es exáctamente así y los que escuchan entienden que no han de creerse lo que se les dice.
Este nuevo estadio, por encima de la metafísica,
se podría llamar cuento chino.
Y del cuento chino
de Maastricht es de lo que se va a
hablar, pero únicamente para que se vea que es un cuento chino: es decir que ni
quienes lo cuentan, ni quienes lo escuchan, se creen nada.
Para empezar se dijo que era algo complicadísimo y que por
tanto no era aconsejable preguntarle la opinión al pueblo (para el Gobierno el pueblo
es burro por naturaleza).
En consecuencia se
le negó un referendum sobre la cuestión al pueblo español.
Sin embargo, eso que
según ellos era tan difícil de entender, fíjense que descaro, lo "estuvieron
explicando" con dibujos animados como si fuéramos niños/as de teta.
Según "los niños
cantores de Maastricht", cuando Europa sea una, grande y libre se acabarán
todos nuestros males (todos ricos, todos con trabajo).
Aceptemos (por educación)
que eso va a ser un chollo.
¿Cuánto hay que
pagar por ser del Club del Chollo?
Respuesta: hay que tener
una economía de ricos aunque no seamos ricos.
Lo que se llama cumplir
los criterios de convergencia.
Pero antes de hablar
de ellos, no es malo pensar: ¿por qué países ricos aceptan unirse con países
pobres?
¿Les ha dado un
ataque de solidaridad y quieren repartir lo que les sobra?.
¿O bien, tal vez es
que hubo una revolución y el pueblo llano y pobre y burro está imponiendo
nuevas normas de reparto de riqueza?
Ni lo uno ni lo
otro.
Es lo de siempre:
los ricos necesitan el mayor número posible de gente que les compren sus
productos (abrir mercados) y también necesitan el mayor número de personas que
quieran morir por ellos en caso de que una guerra comercial lo exija (históricamente
salvo las guerras civiles, la mayoría de las otras tuvieron causas económico-comerciales).
Mientras, los países
pobres sueñan que juntándose a uno rico todo les irá mejor. (Muy humano).
Así las cosas, el
rico, como siempre, dice: "bueno, nos unimos. pero yo pongo las condiciones".
Y la condición es: “yo
te ayudo (fondos de cohesión) si tú trabajas para ser económicamente rico (o
sea, lo que siempre hizo el ricachón, darle dinero al obrero si este trabaja
para él) (un descubrimiento!).
Por todo lo dicho es
por lo que lo de Maastricht, según ellos, era difícil de entender.
En efecto es difícil
de entender lo que nos quieren explicar como un logro de los pobres cuando es
otra jugada más del poderoso de turno.
Y vamos con la penúltima
mentira piadosa de las que nos cuentan: hay un rollo enorme sobre "si la
unión a dos velocidades" o a una o a la de Dios.
Un rollo macabeo,
porque Maastricht lo dice claro: en 1997 si más de siete países presentan el
certificado de países ricos (las condiciones de convergencia cumplidas), pues
hay Moneda Única o sea unión propiamente dicha (los que no las cumplan ya están
a otra velocidad) y si no hay siete países que cumplan los requisitos, pues en
1999 se juntan los que presenten el certificado de ricos (y los demás... que se
auto den morcilla a la velocidad que quieran).
Así las cosas, ¿cómo
demuestras que eres rico?
Sencillo, si tu
economía es de país rico, ha de ocurrir que:
1. El déficit no
debe superar el 3% del PIB. Eso hoy solo lo cumplen 4 países de 12, o sea la
condición es dura. Por lo demás se entiende ¿no? solo los muy ricos tienen poco
déficit.
2. Deuda pública no
superior al 60% del PIB. Se entiende por si sola esta condición para "ser
rico" ¿no?
3. La inflación no
puede ser mayor que 1.5 puntos por encima de la inflación media de los tres países
que la tengan mejor/menor. Esto significa que aunque al estado "le falte
el aire" no puede pedir oxigeno al Banco de España.
4. La moneda (o sea,
la peseta) tiene que comportarse como las mejores, lo cual puede exigir tener
que empeñar hasta las pestañas para mantener las apariencias.
5. Tipos de interés:
también tienen que estar cerca de la media de los países con menor inflación.
En definitiva, como
se ve, siempre las condiciones son para comprobar la solvencia económica del
nuevo miembro, el cual ha de aparecer como país de economía sana.
Ahora bien ¿qué le
ocurre o puede ocurrir a un enfermo (España) que quiere vivir o aparentar que
está sano?
Que puede perecer en
el empeño.
Lo de Maastricht es
sencillo: otro cuento chino para mantener la esperanza de que se llegará al paraíso
con la política económica del capital.
Mientras, fíjense
ustedes, todo lo que se está hablando del pacto social es sobre cosas que hay
que hacer, no para crear empleo, sino para cumplir las condiciones de
Maastricht.
Lo que ocurre es que
les da vergüenza decirlo, sobre todo a aquellos sindicalistas que tras comulgar la rueda de molino de la Moneda Única
(comunión crítica, eso sí) ahora no quieren tener una digestión
intelectualmente pesada y prefieren rendirse.
FRANCISCO
MOLINA. Publicado en La Opinión de Zamora el 25 de Agosto de 1993
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