sábado, 20 de febrero de 2016

LA DEUDA DE TODOS Y LOS PUFOS DE ELLOS

LA  DEUDA  DE  TODOS  Y  LOS  PUFOS  DE  ELLOS

Zamora, la ciudad, está "rota", y sus arcas con un agujero negro que traga impuestos, ilusiones y futuro.

Se habla de la descomunal deuda de nuestro Ayuntamiento.

Esa deuda planea sobre los bolsillos de todas y cada una de las personas empadronadas aquí.

Es la deuda de todos aunque la hayan generado otros (unos pésimos políticos, gestores de sus bolsillos y no administradores del bien común).

Sobre estas cosas (deber dinero) hay quienes opinan que hay deudas necesarias y otros consideran que siempre son pemiciosas cuando superan las propias capacidades de respuesta.

¿La deuda de Zamora, surgía de cubrir necesidades urgentes y nobles de la ciudad, o aparece como consecuencia de una política de despilfarro (hay irregulares en muchos gastos, cuando no verdaderos pufos, como el referente a la bienal, por poner un solo ejemplo)?

 O ¿es consecuencia del enchufismo (hubo liberados y contratados, a cuerpo de rey, en exceso)?, o ¿ es consecuencia de la poca entrega en el trabajo (el campo de fútbol que tenía que salir gratis —pagaba la Junta— y el matadero lo mismo, resulta que se han convertido en una sangría para el municipio)?

A esta duda de la deuda ¿necesaria o no?, que responda la propia ciudad.

¿Se ven en ella los cuatro mil millones de pesetas que se deben?

No. Objetivamente sólo se puede apreciar como gasto justo —justificado y merecedor de deuda— el pavimentado y ornamentación de barrios.

En lo demás, no se ve nada.

¿Dónde las zonas verdes, dónde el Valorio pletórico de vegetación, dónde el río con paseos sugerentes, dónde el parque en la Vaguada, dónde el bulevar —en vez de carretera—en Cardenal Cisneros, dónde las escuelas infantiles en barrios, dónde los centros cívicos...?

La deuda ha sido más producto de la insensatez que de la necesidad.

¿Cómo afrontarla?

Con una mejor recaudación, con una mejor distribución de impuestos (siempre cargando al que más, en beneficio del que menos) y con medidas de ejemplo ahorro interno, se puede afrontar en parte, pero no esencialmente.

Sólo se puede resolver políticamente.

Se ve: Para una persona pobre, y para una ciudad pobre es difícil "salir de pobre" sin ayuda externa.

 Zamora tiene que argumentar y exigir, uniendo su pobreza a su dignidad, "una ayuda"; pero no técnica, sino política, de cancelación de la deuda, o asunción por parte de otros organismos.

 Todo ello basado en el principio de solidaridad entre los pueblos del estado, en la idea de que los ayuntamientos ricos acepten repartir con los pobres.

Naturalmente estas gestiones, ni las puede hacer el grupo que genera esta situación demencial (no se sabe, ni cuanto se debe); ni pueden esas mismas personas (psoistas ellas) ser las que una vez puesto a cero el cuenta kilómetros, inspiren la confianza para hacer ahora, de súbito, todo bien.

Ningún banco daría un aval a alguien que arruinó una empresa, tampoco Zamora puede respaldar, para resolver la deuda, a los que la generaron.

Francisco Molina. El Correo de Zamora. 20 de Mayo de 1991. Vísperas de nuestra entrada, por fin, en el Ayuntamiento de Zamora



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