“¿Es urgencias?
Urgencias, ¿es ahí urgencias?. Sí, vengan con rapidez. ¿Adónde? Ah sí, al
Gobierno Civil. Es importantísimo!!!. El Señor Obispo ha sufrido un ataque de
risa y se está muriendo” .
Al otro lado del
hilo telefónico habían captado la gravedad del momento y el celador pasaba el
aviso lleno de pánico:
“Correr machos, que
el Obispo se está muriendo de risa”.
El desconcierto en
gobernación era total:
Cuando el Gobernador
mandó expulsar del edificio a su secretario particular por inepto y al tonto
del pueblo por tonto, la reunión de la CAIA se convirtió en estatua de sal,
pudiéndose mascar el aire, de lo densa que era la atmósfera y la seriedad.
Sin embargo, cuando
el Gobernador les preguntó a todos si les había gustado la broma, las caras
empezaron a sonreír; y luego, cuando supieron los detalles, cuando supieron que
el tonto no era tonto y que el secretario particular si era particular,
empezaron a reír.
Sobre todo el Obispo
–miembro NATO de la CAIA- que todavía tenía entre sus sienes la tensión
acumulada por lo comentarios irrespetuosos y jocosos que el supuesto tonto del
pueblo hacia a todo lo que decía el representante del Gobierno en aquella
tierra
Hasta que la
distensión se convirtió en preocupación al ver que la risa del Obispo no
paraba, y aún peor, que iba en aumento; sólo interrumpida por unos : “Madre del
Verbo; y todo era una broma, con lo mal que lo pasé. Madre del Verbo.”
Y sus carcajadas
aumentaban y aumentaban, hasta que se le cayó el bonete y se dieron cuenta que
estaba congestionado, ya que tenía la calva del mismo color que la capa.
(Continuará)
Paco Molina de
Zamora. Emitido en Antena 3 Radio de Zamora en la década de los 80 del siglo
XX.
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