Nando, Fernando,
Papá comenzó a anunciar el año pasado que iba a vivir hasta los 82 años,
algunos le mirábamos con sorna y pensábamos que lo decía para provocar (cosa
que le gustaba hacer de vez en cuando), pero no, decía que en ese momento ya no
tendría que vivir nada más y que esa edad era la perfecta para finalizar su
vida.
Con esas
contradicciones que tenía, se ha marchado antes, mientras dormía
tranquilamente, y nos ha dejado un hueco en el corazón y una maleta repleta de
vivencias compartidas.
De pequeño quería
ser Director de Orquesta pero la vida le llevó por otros derroteros y se
convirtió en un Humanista Crítico.
Sin embargo,
orquestó cosas maravillosas, entre las cuales y al lado de otras dos personas
maravillosas nos compuso a nosotros, sus hijos y creo que la obra “no ha salido
tan mal”.
A nivel profesional
realizó su trabajo involucrándose hasta el final de los días, y, realmente lo
hizo bien, siendo muchas veces innovador, rebelde con causa…así en los años 80
dio nuevos aires a la psiquiatría infantil y adulta en busca del respeto y la
dignidad de las personas, quiso hacer los muros de las instituciones
permeables, prohibió la violencia contra cualquier niño del hospital infantil,
se preocupó por mejorar la alimentación, etc.
Como Humanista
Crítico tenía sus contradicciones: a veces el ser humano le decepcionaba, la
sociedad le decepcionaba y sin embargo, los hechos traicionaban su discurso
pesimista volviendo al encuentro con los demás una y otra vez con una esperanza
encubierta.
A aquellas personas
que se acercaban a él y con las que establecía una relación les prodigaba
generosidad y afecto, porque cuando era generoso lo era en grado superlativo y
cuando te demostraba su afecto, lo hacía sin reparos.
Los y las que habéis
compartido con él algunas de esas comidas en las múltiples casas en las que
residió, sabed que siempre había un ritual de preparación muy importante y, no
era en realidad por “quedar bien” (que no digo que no tuviera también una
inclinación perfeccionista), sino por darle al otro, a los otros, todo lo mejor
posible a través de un encuentro propiciado por la comida, uno de los mayores
placeres de los que disfrutaba en esta vida y que, precisamente por eso, quería
compartir con los demás.
Tenía carácter, ese
carácter que le permitió perseguir y alcanzar metas a nivel profesional y
personal, pero a veces también como decía su madre al estilo del “orgullo de D.
Rodrigo en la horca” y eso hizo que se creara enemistades y tuviera
desencuentros a lo largo de su vida porque al final, como todos nosotros, no
era perfecto sino humano.
Se esforzó y
experimentó cambios y entre el negro y el blanco, los dos únicos extremos
reales de su escala de posiciones, comenzaron a aparecer los grises, dándose
cuenta de que en la vida existe la duda, la incertidumbre…y de que los matices
pueden ser también ricos y variados.
Siguiendo con
vocabulario de su afición gastronómica, podríamos decir que era un Gourmet.
Un Gourmet para las
personas, un Gourmet para los pensamientos, un Gourmet para la vida…
Buscaba ese algo
más, vital, entusiasta, curioso, buscaba esa piedra preciosa oculta, esa
estrella tapada y fue capaz de proyectar esa inquietud y esa emoción intensa;
la necesidad del intercambio de ideas, el uso de la provocación inteligente
para despertar el pensamiento, la posibilidad de mantener una conversación
serena…
Nos transmitió que
el análisis de la experiencia es fundamental y cada vez más necesario para ser
libres e iguales y que hemos de afrontar los retos con entusiasmo.
Ya en nuestra
infancia comenzó esa misión, existiendo una combinación entre las canciones
para niños, “La Internacional” y “El Pueblo unido jamás será vencido”,
enseñándonos la letra de las canciones protesta emocionado, que cantábamos a
grito pelado sin entender del todo el significado global mientras nuestra
abuela rezaba el Rosario a nuestro lado.
Una vez más,
provocando.
Tenía una
imaginación prodigiosa que le permitía crear unas letras de canciones
divertidísimas de la nada o reaprovechar otras fuentes, como cuando de la
revista de su infancia Yumbo extrajo los personajes y compuso una exitosa
canción que decía: “Don Topete, Gato Chuleta, Don Tortugón, Pato Tontote,
Topolino y Don Guarrete”.
Sus dibujos
francamente geniales también fueron fruto de ese talento creativo alimentado de
tanta imaginación.
Era un buen contador
de historias, invención o realidad, era capaz de convertir una historia real en
otra historia real paralela sazonada con ironía y mordacidad inteligente, y si
tú habías tenido la experiencia real de esa historia sabías que estaba
exagerando un poco y que añadía algún ingrediente que nunca fue; y no es que
mintiera; es más, esa historia que recreaba era mucho más buena que la
verdadera y ¡cómo no sucumbir ante una realidad mucho más sustanciosa!.
Esa imaginación
vitalista la aplicaba a todas las facetas de su vida y la aplicó siempre, en el
trabajo, en la diversión…no hay que olvidar sus participaciones en el Juego de
las Películas en Navidades y las payasadas que se le podían ocurrir, o se
inventaba juegos y disparates como el de “El Abrazo del Oso y la Botella
Premiada”, del cual desconocíamos el fin pero que nos hacía reír.
En estas últimas
semanas, un día en el hospital, quiso que le pusieran un gotero de callos con
cerveza: humor imaginativo hasta el final.
Mucho tiene que ver
con su pasión por las Artes Escénicas: el teatro, el cine, del bueno eso sí, no
olvidemos que estamos hablando de un Gourmet.
Desde que comenzó a
hacer teatro siendo un chaval ya se preveía que esto de representar diferentes
papeles a conciencia y con buen hacer iba a acompañarle toda la vida, siendo
padre, hermano, marido, exmarido, amigo, compañero, colega…
Nos ha dejado un
hueco en el corazón y una maleta repleta de vivencias compartidas, sólo tenemos
que volcar esa maleta y nuestro corazón se completará de nuevo.
Gracias.
“Sit tibi terra levis” (“Que la tierra te sea
leve).
Su hija Mati.
Zaragoza, 2 de octubre de 2016.
Fernando murió el 30 de Septiembre del año 2016
Matilde, no te conozco o si, porque me ha emocionado y transmitido mucho con tan elocuente escrito y homenaje a tu padre.
ResponderEliminarLos recuerdos son los que permanecen en nuestra memoria para poder rescatarlos siempre y reconfortar. Siento mucho su perdida. Un enorme abrazo y mi mas sentido pésame