El caso de la ducha fría. Capítulo
8. El portazo.
La madre de Andrea
daba cabezadas a derecha e izquierda y a izquierda y derecha; era una continua
negación de una idea infame que a la pobre señora se le colaba en el coco para
desesperación suya.
Resulta que hacía
apenas cuatro días que se habían cambiado todas las puertas interiores de la
casa por otras más bonitas, elegantes y por supuesto súper caras.
Había sido el sueño
acariciado por la buena señora durante todo el invierno, y aunque no le faltaba
de nada, quería deslumbrar a sus amistades realzando, con aquel cambio, la
suntuosidad de la casa de los Zacarías.
Sobre todo, a la que
quería dar con la puerta en las narices, y nunca mejor dicho, era a Manolita,
la del panadero, que les había pisado la compra del VOLVO, comprándose ellos un
Mercedes último modelo, que además hablada.
¿Y qué ocurría’ Que
cuando su hijo, el pequeño, descubrió que salía agua del cuarto de baño y sospecharon
que algo grave le pasaba a Andrea, llamó su marido a los bomberos, y estos, ni
cortos, ni perezosos, zis-zás, arrearon dos mazazos a la lujosa puerta del
evacuatorio, y este pasó a valer dos reales.
Ahora, en pleno
funeral y mientras el cura decía unas palabras preciosas; ella, que debía estar
rota por la pérdida de una hija tan buena, se encontraba con que se le venía a
la cabeza, la estúpida idea de: “¡qué mala suerte, por cuatro días no hubieran
estropeado la puerta nueva!”.
Aquel pensamiento no
era bueno, ni sano, y ella lo rechazaba haciendo negaciones con sus gestos.
-“Ay, Dios mío la
Señora, ¿no ven como todavía no se lo puede creer?”; exclamó la fiel sirvienta
y estalló en nuevos sollozos .
(Continuará)
Paco Molina de
Zamora. Emitido en Antena 3 Radio de Zamora en la década de los 80 del siglo
XX.
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