miércoles, 12 de octubre de 2016

Los hijos


Los hijos.

Pero ¿y los hijos; cómo sabría el macho cuales son realmente suyos? ¿No resultará, que ante esa duda, preferirá no preocuparse de ellos, y por tanto pierdan protección respecto a la situación actual?.

Respuesta. Los hijos serían, a ciencia cierta, de sus madres. Eso supone la máxima garantía de atención. Pero es que además, todos los niños y adolescentes, en la medida en que no competirían unos contra otros, ni contra nuestros hijos (siempre se podría optar, con esto del ADN, por saber cuales son los de uno) serían mejor cuidados, mejor tratados y más queridos, tanto en la relación más directa (por convivencia) como en el trato social más abierto y colectivo, que estaría lleno de ternura e interés por el bienestar de todos.

No se olvide que la Humanidad viviría en complicidad absoluta toda ella con el fin de resolver o satisfacer mejor los instintos fundamentales de supervivencia y placer, y para eso, cuánto más unidad y solidaridad entre todos mejor. 

Mejor cuantos más amigos y amigas para el sexo, y mejor cuantos más afectos para  evitar los males que acaban con nuestra salud

¿Que habría más separaciones que ahora? ¿y? 

Pero también ocurriría que todo el mundo tendría más de lo que le pide el cuerpo y todo el mundo se sentiría libre, y un hijo no miraría asustado a su madre si la ve estar en el mundo, y una hija no sentiría pánico ante la marcha o llegada de otro hombre a casa. 

La estabilidad emocional, social y de subsistencia no se tambalearía lo más mínimo.

Además, lo que se sufre cuando a uno le dejan tiene mucho que ver con que se queda sin su ración, hasta entonces garantizada, de sexo, y teme no encontrar otra igual, o teme no encontrar ya ninguna . 

“Te entregué lo mejor de mi vida”, es una frase que lo dice y confiesa todo, porque debería seguir (y sigue por el interior) “Y ahora ¿qué va a ser de mi, que ya no estoy en condiciones de ponerme a buscar de nuevo, e incluso puedo volver a ser engañada o defraudada. Santo Cielo, cómo empiezo otra vez?”.

Sin embargo, con la familia abierta, cualquier divorcio no supondrá un cambio de vida social, sexual, ni económico, y si un mero hacer rotar, en lo sexual, amistades profundas.

Ahora bien, si la pega es que con esta fórmula pronto desaparecería la familia; pues sólo cabe decir que no es tan grave el asunto, ya que de hecho, en su forma de transitar las sociedades, nunca se han dado saltos en el vacío ni al vacío; luego, algo se inventaría o saldría adelante para suplir la desaparición de esta célula social. 

Ya existieron miles  de años sin lo que se llama familia, y habrá miles en los que vuelva a no existir. Nada está cerrado ni colmado.

La pareja abierta acabaría con las lacras de los celos y la violencia doméstica. Merece pues la pena apostar por ella como estadio transitorio y huída de este desierto actual.


                                                   "Si el único problema
                                                   es el económico
                                                   se podría subvencionar
                                                   la felicidad"

   "Mientras unos
   pongan las
   primeras piedras
   y otros las demás,
   malo".
Del libro LA ESTAFA SEXULA de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente.


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