Y acabamos
este epígrafe con el asunto de la fidelidad de ciertos animales de compañía, en
esencia de los perros.
La conducta de ciertos chuchos, por no decir de todos respecto
a la relación con sus amos, es extraordinariamente ejemplar en cuanto al
término fidelidad.
Este hecho
confirma al cien por cien lo que estamos
defendiendo: Que los celos tienen
más que ver con la cuestión sexual que con otra cosa, y que el asunto sexual no
tiene por qué estropearlo todo, como hasta ahora ha ocurrido.
Sostenemos
que la fidelidad de un perro por su amo (siempre correspondida, salvo
motivación económica de por medio) existe porque entre perro y dueño surge un
afecto que no tiene nada que ver con el placer sexual.
Dicho mejor, si en esa
relación el sexo pintara algo esa fidelidad no sería tan inquebrantable, e
incluso puede que no se diera.
Así es. El
perro no siempre está en periodo de celo, y cuando lo tiene busca resolverlo
con quien corresponda (no con su amo o dueño).
Eso hace que no surjan
desavenencias entre ellos, ni celos del amo, ni la necesidad de elección del
perro (“¿me quedo con este señor o me voy con ese can que está de mordisco?”).
No hace falta
detenerse más ¿verdad?. Piense el lector en el asunto y lo verá meridianamente
claro.
Pues entonces, si esto se comprende, mejor se comprenderá que las
relaciones humanas mejorarían notablemente si se resuelve el problema
sexual.(Incluida la fidelidad en el sentimiento, no en el amor, que podría ser
noble y leal como la fidelidad de un perro con su amo).
Ratifica esta
tesis la fidelidad que se da en el cariño entre padres e hijos u otros
parientes.
Fidelidad o duración del sentimiento que si se eterniza es por una
razón básica ¡No va mezclada con el sexo, no va pringada con la unión
antinatura que supone pedir fidelidad en la búsqueda del placer sexual, al
tiempo que se pretende recurrir siempre a la misma fuente y al mismo agua, para
saciar una sed insaciable!.
Si la unión
afectiva entre parientes estuviera sometida a la dura ley de la fidelidad
sexual esos afectos que duran siempre (salvo conflictos con el dinero) se
vendrían abajo, con la misma facilidad que se hunden amores que nacieron como
si fueran a durar toda la vida.
En resumen,
es el carácter machista que se da en la relación de pareja y en la sociedad, el
que unido al carácter capitalista de la economía, conforman los dos factores
que multiplican por millones los celos que han puesto sobre la mesa la
ideología machista y la capitalista.
Sólo la
permisividad sexual puede hacer saltar por los aires esta tenaza que llamamos macho-capitalismo.
Sólo el sexo acrecienta los celos haciéndolos enfermizos; siendo la prueba
definitiva el que también se da en las parejas que aún no han sido
constituidas económicamente como tales.
¿Por qué? Porque en ellas ya se ha
traficado con el placer sexual con este implícito convenio “Te dejo jugar y
gozar con mi cuerpo a cambio de que no lo hagas con ningún otro”.
Que no
otra cosa es esto de la fidelidad, un contrato 100% materialista.
Del libro LA ESTAFA SEXUAL, de Paco Molina, que busca una editorial desesperadamente.
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