La música de
discoteca sonaba fascinante en el equipo de alta fidelidad del hijo del
Gobernador.
Dos habitaciones más
allá, el manda-más de la provincia, ocultaba la cara, tras uno de los
periódicos del día, haciendo como que leía.
De vez en cuando
tragaba saliva, por miedo a que ésta se convirtiera en lágrimas y aflorara a
sus ojos.
Recordaba
profundamente a Andrea.
Recordaba cómo le
había perturbado a 33 r.p.m. (revoluciones por minuto) cuando la vio bailando
en Venus, la discoteca de moda en la villa (“Nos vemos en Venus”, decía la
frase publicitaria) .
Recordó también cuando,
dos días después, por una de esas carambolas inevitables en este mundo tan
pequeño, el propio padre de Andrea le presentó a ésta.
Recordó la frescura,
juvenil y madura a la vez, que aportaba Andrea, no sólo a cada una de las
tertulias a las que asistía, sino, incluso, a la ciudad.
Siempre había
pensado que cuando aquella exquisita figura femenina entraba en un sitio
desaparecían las tensiones bajas y aparecían las pasiones altas.
Y mientras el
Gobernador de la gobernable provincia pensaba todo esto, y se curaba de la
indigestión que cogió en la comida homenaje del “III Certamen de Caracoles al
Sol”, no muy lejos de allí, tal vez incluso demasiado cerca, el agente fijo que
la CÍA tenía destinado en aquella zona del globo, recibía un mensaje que decía:
-“Tía Enriqueta, te
ha cosida la bragueta. Tío Camilo ha aportado el hilo y tía Maruja, la aguja.
Cuida más tu bragueta y no seas jeta”.
Mensaje que una vez
descifrado era contundente y ordenaba a nuestro hombre de la CÍA: “Investiga a
fondo y no seas cachondo”.
(Continuará)
Paco Molina. Emitido
en Antena 3 Radio en la década de los 80 del siglo XX.
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