El caso de la ducha fría.
Cuando Andrea se dio
cuenta de que el agua de la ducha estaba fría, era demasiado tarde y ya se la
había puesto carne de gallina.
Manejó con presteza
el manubrio de la caliente, pero el grifo no respondía a las maniobras que ella
le hacía.
La alcachofa,
mientras, seguía siendo un torrente de agua de nevera.
Andrea, contra su
costumbre, soltó cuatro tacos que le hubieran valido la excomunión si su voz no
hubiera sido ahogada por el chorro traicionero, pero potente, de la ducha.
Juró no volverse a
duchar en su vida, aunque no pudiera ligar nunca más.
¡Cómo necesitaba
entrar en calor, Dios mío!
Desesperada se puso
de rodillas en la bañera y rogó, imploró y suplicó, que se arreglara el grifo
del agua caliente.
La fe mueve montañas
y la oración paraliza los desastres, y por eso, en un abrir y cerrar de toalla,
un agua calentita, cálida y estimulante, empezó a hacer una gran labor sobre el
cuerpo de Andrea.
La carne de gallina
se le iba transformando en carne de Diosa.
Se puso de pie
contenta y empezó a jugar con la esponja, loca de alegría.
Pronto, un vapor
cálido que rondaba la temperatura de la fiebre -39 grados- inundó el cuarto de baño
y ocupó los sentidos de Andrea.
Al sentirse bien
comenzó a cantar y reír de satisfacción.
“Nunca debemos
abatirnos ante la adversidad”, pensó al tiempo que pisaba la pastilla de jabón.
Cuatro horas después,
el informe del forense sorprendió a todos: “Murió de golpe seco en la ducha”.
(continuará)
Paco Molina. Emitido
en Antena 3 Radio en la década de los 80 del siglo XX.
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