Otro fallo, la
familia es fábrica de otras familias.
La cosa ahora tiene su aquel.
Resulta
que es tan evidente la claustrofobia que genera la familia, que por un lado,
los miembros más libres empiezan a buscar la aventura (pensando
que tal vez tras ella haya sexo; porque es por eso, dejémonos de bobadas) y buscar
la aventura suele ser renunciar al principio de supervivencia,
posponiéndolo respecto al otro (he aquí un soldado en potencia, con uniforme o
no, para cualquier causa).
Y los otros componentes de esa familia, más
sensatos, tratarán también de huir de la familia, pero dando el paso de
fundar otra: Sí, porque creen que han descubierto a un ser especial, que
emparejado con ellos (que también son la caraba y el no va más del sentimiento,
el carácter y otras cosas) va a dar como resultado una pareja ¡que por fin
funcione!. Impresionante.
El
autosacrificio.
Otra cuestión
perjudicial que lleva la institución familiar en sus entrañas es el tormento
de la fidelidad, condición base de
la pareja, que eso es y supone el
iniciar un compromiso.
En realidad,
es con el juramento de fidelidad con lo que se oficia el casamiento de
los novios. Antes por tanto del papeleo
e incluso antes de ser pareja de hecho.
“Si no hay
fidelidad no hay pareja”, dicen con gran acierto los expertos en el tema,
añadiendo, "a mi, si me la pegan o ponen los cuernos y me entero, me
separo".
Lógico, si no hay renuncia al placer -y la fidelidad es
renunciar a un instinto básico- no hay institución que valga. ¡He ahí, esos
son, los cimientos de algo que ha de durar toda la vida!. Para echarse a
temblar.
El panteón
familiar
Y el último
fallo mencionable está en que es, en innumerables casos, es el
panteón donde se entierra en vida a la mujer-madre.
Cuantas de ellas
han salvado tantísimas familias a base de enterrar toda ilusión para si mismas,
toda vida propia, toda la alegría de, si no la libertad, al menos disfrutar del
poder gritar la denuncia de que no hay libertad.
Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente.
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