Se lucha por
absurdos que sólo pretenden alcanzarse para obtener ventajas sexuales, por más
que se diga que son cosas que se hacen para sentirse uno bien consigo mismo.
Si se compran
los pantalones que mejor quedan, se busca estar más atractivo.
¿Para qué? Está
claro. Para atraer. Y si has atraído (a la presa) ¿qué haces?. Pues si puedes,
cazarla.
Y quien dice
pantalones, dice gafas y coches, y casas y todo.
Cuestión aparte es que convertido
en un galán o una modelo y viceversa, sigas sin dar los pasos que te pide el
cuerpo, o peor que ya ni te pide el cuerpo, y lo hagas sólo por fardar.
Como si
fueras un pavo real macho, que despliega la cola para atraer hembras y luego va
y, contra toda lógica, no las disfruta.
Exacto, ese es el mejor ejemplo,
en la sociedad actual invertimos toda la vida entre sacar a los hijos adelante
y mejorar nuestra cola de pavo real, para así, al desplegarla que se nos
acerquen más ejemplares de pava y por tanto poder hacer más sexo.
Otro cuestión
es que, luego, no saques partido de lo mucho que atrae esa impresionante cola
de pavo real por la que tanto has trabajado toda tu vida.
¿Cabe mayor
tontería que trabajar a destajo para conseguir comida y no comerla, y encima
seguir buscando más comida que tampoco comerás? ¿Cabe mayor desquicie mental?.
Queda visto para sentencia, pues, que con sexo
a raudales los celos se esfumarían de entre los entresijos de la sociedad
machista y capitalista y represivo sexual.
Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Pâco Molina, que busca editorial desesperadamente.
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