FILOSOFÍA
sobre la BASURA.
Cuando el ser Humano
tuvo que afrontar el problema de poner una tasa de basura, antes, lógicamente,
tuvo que hacerse las siguientes preguntas.
¿Generan basura los
trasteros? ¿Generan basura las plazas de garaje? ¿Y los locales, y los pisos?.
Tras mucho cavilar
llegaron a la conclusión de que la basura urbana la genera el ser humano.
Dudaron pues si
poner una tasa de basura asociada a cada persona, algo así como el impuesto de
circulación que va asociado a cada vehículo.
Pero como era complicado
seguir la pista a los ciudadanos empadronados (por ejemplo, un estudiante en
Salamanca, ¿dónde debería pagar su tasa de basura, en Zamora o allí?) alguien
debió decir: Que cada piso pague una tasa de basuras.
Y como el legislador
de la época debía de ser de derechas, estableció para todo el mundo (piso de
rico o piso de pobre) 60 € por vivienda.
Pero por alguna
extraña razón, o porque Dios escribe derecho con renglones torcidos, en cierta ocasión y en lugar que no viene al caso, algún partido decidió subir el IBI tanto, que asustado dijo al
pueblo: “No os preocupéis, que quitamos la tasa de basura y queda pagada con el
recibo del IBI”.
El IBI (Impuesto de
Bienes Inmuebles) es un impuesto que se paga según las propiedades del
ciudadano, es decir a más propiedades o propiedades más valiosas, mas paga de
IBI (Ah! y por cierto los trasteros y las plazas de garaje también pagan IBI,
como debe ser).
Transcurrieron así
unos años en los que la basura se pagaba en función de la riqueza de cada uno:
a más riqueza, mas propiedades, mas IBI, más pago por basura (cosa curiosamente
lógica, pues en general -ver la noche de reyes- generan más basura los niños de
los pudientes desempaquetando juguetes, que los de los necesitados).
Pero poco dura la
dicha en casa del pobre, y de repente, un Gobierno municipal Conservador
restablece (¿a mayores?) la tasa de basura a razón de 60 € por vivienda, sea de rico o de
pobre.
Ante tal cúmulo de
provocaciones (se había duplicado la tasa de basura) llegó al poder una
coalición de progresista, que justiciera ella, decidió resolver el problema de
la doble tasa de basura.
Para ello podía
haber optado por quietar la tasa de basura propiamente dicha (los 60 € anuales
por piso). O un trozo de ella.
Pero según noticias
no confirmadas, decidió resolver la duplicidad de pagos, bajando el IBI en una
cantidad similar al coste de la tasa de basura. Sin percibir que esa es: Cuestión
imposible.
En efecto, como el
IBI es una cantidad porcentual de otra (el valor catastral) filosóficamente es
imposible llevar a cabo la operación que se pretende, por justa que se
considere.
Veámoslo: En el 2016
dicho gobierno progresista bajó un 2 % de IBI, y anuncia que para el 2017, bajará
un 5 % más. Todo ello con el noble fin de que no se pague la basura dos veces.
O sea, se va a bajar
el 7 % del IBI.
Pues bien,
imaginemos un piso, modesto, que paga 100 € de IBI al año, y otro de clase
media que paga 500 € y por último, una excelente vivienda de 1.000 € anuales de
IBI.
¿Qué rebaja van a
recibir esas tres familias? Si aplicamos el 7 % indicado, vemos que la familia
humilde, tendrá un descuento de 7 €.
La familia de clase
media una rebaja de 35 €, y la familia potente, una rebaja de 70 €.
Situación paradójica
porque la intención se supone bienintencionada.
A lo que si se añade
que el IBI se tiene que rebajar en todo tipo de propiedad (no se puede hacer
sólo para los pisos), al que tiene trasteros y plazas de garaje (que ya no
pagan tasa de basura) se les seguirá bajando ésta.
Y encima el ahorro
anual de la rebaja por familias, es insignificante, cuando ese dinero si sigue en
poder del Ayuntamiento podrá permitir potenciar más la ciudad, y no que tener
que oír eso de: Es que no hay dinero.
Todo lo cual se dice
por si se consultan los presupuestos, que de lo contrario no pasa nada.
Paco
Molina. Zamora-25 de Octubre del 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario