El caso de la Ducha Fría. Capítulo
7. El funeral.
Como en aquellos
días se llevaba el negro, el funeral de Andrea fue un doble éxito.
Entiéndase, éxito en
el sentido de que contó con todo lo que se suele pedir a una misa de “corpore
in sepulto”, a saber:
Que la casa
mortuoria sea una mansión de postín.
Que quien descansa en
paz sea joven.
Que la muerte sea
turbia.
Que la iglesia esté
llena hasta en los aledaños de las cafeterías más cercanas.
Que los asistentes
sean muy conocidos.
Que el pueblo llano
llore.
En fin, todo eso y
mucho más.
Las coronas no
cesaban de llegar, y eran de todo tipo y gusto: “Los empleados de Don Zacarías
S.L. te recuerdan”. “Tus desconsolados padres”. “Luis Felipe no te olvida”. “Tus
antiguas compañeras”
Así rezaban unas cuantas
de las cintas que acompañaban ramos y coronas; por cierto, conviene aclarar que
Luis Felipe fue el primer amor de Andrea, allá por su 17 años, o sea, hace 8.
Porque Andrea había
tropezado con la muerte, y nunca mejor dicho, a los 25 años.
Se iba en la flor de
la vida y sin embargo, no siempre había sido feliz.
De niña, en sus
primeros años de EGB, llegaba muchos días llorando a casa, porque en los
recreos los otros, los “pequetrefes” le canturreaban: “Andrea, Andrea, levanta
la pata y mea”.
Era muy mala
estudiante, y recuerda, si pudiera recordar, las broncas que le soltaba su
padre cada vez que ella se presentaba en casa con la cosecha de calabazas de turno.
Porque su padre,
aunque estaba orgulloso de su profesión y de haber triunfado en la vida, quería
que sus hijos tuvieran estudios; y a fe que lo estaba consiguiendo pues estos
no desperdiciaban oportunidad de examinarse, hasta el punto de que no se perdían
ni una convocatoria de Septiembre.
(Continuará)
Paco Molina de
Zamora. Emitido en Antena 3 Radio de Zamora en la década de los 80 del siglo
XX.
No hay comentarios:
Publicar un comentario