En todos los
grupos sociales hay gente maja, lo que se llama buena gente.
Y
eso viene a corroborar nuestras tesis.
En cualquier
organización hay unos principios teóricos que suenan más o menos bien; eso hace
que gentes de buena fe se enrolen en todo tipo de religiones, partidos,
sectas, clubes.
A su vez, en
todos estos grupos suele aparecer un sector crítico o respondón.
Suelen ser los
que se toman los principios al pie de la letra y entonces entran en conflicto
con la organización a la que pertenecen.
Esto suele ocurrir porque al ser ésta
un bluff; creado para enganchar a la gente haciéndola subir a un
tren equivocado que no lleva a la revolución que dice y sí a una vía
muerta, muchos integrantes se acaban convirtiendo en enemigos, por instinto,
de esa organización, al creer ciegamente en sus principios y quererlos aplicar.
Todo esto, tan frecuente, indica que la mayor
parte de las asociaciones, de todo tipo, no luchan por lo que pregonan.
Y todas
esas gentes mal situadas, en el fondo y sin saberlo, están denunciando
la falsedad de todo, porque perciben, olfatean, notan que algo tremendo
falla.
Y lo que
falla no es sólo el tema de la injusticia económica.
Aunque no cabe duda de que
es ese factor el más pavoroso y el que hace ver las injusticias en su estado
más descarnado.
El hambre de
los niños en el mundo viene de la desigualdad económica.
Las muertes que se
producen por no querer curar gratis a los enfermos son la plaga de la
criminalidad del sistema capitalista.
(El capitalismo se da cuando la
sociedad se organiza para favorecer al capital,).
Los asesinados, heridos,
tullidos, empobrecidos por las guerras (que sólo deciden los ricos) son causa
espantosa del sistema económico.
De acuerdo.
Eso es tan así, y tan grave y
doloroso, que es lógico que las izquierdas, las mil y una izquierdas, centren
su atención en dar con una revolución que acabe con eso.
Pero los
pilares del sistema actual son tres, capitalismo (estructura económica
imperante), machismo (conjunto de leyes y normas -entre ellas las
religiosas- que favorecen al macho) y la
represión sexual (cuya estafa se
lleva a cabo a través de la ensoñación de que con el sexo del amor hay sexo de
sobra).
Pues bien. No
hay nada que impida que todas las izquierdas, llamando así a quienes quieren
otro tipo de sociedad que no se parezca a ésta en casi nada, luchen en los tres
frentes.
Hasta ahora
se pensó, y se diseñó teóricamente, que caído el capitalismo todo cambiaría por
sí sólo.
Y tal vez así sea. Pero el capitalismo no ha caído, es más cada vez
más gente confía en él para resolver paradójicamente los problemas que él crea.
Por tanto, es
hora ya de dejar de ser sólo «anticapitalistas», y atacar también a la
estructura machista, cuyo búnker es la forma de pareja cerrada y agobiante, y
denunciar la estafa sexual, a la que el animal humano está siendo sometido como
si fuera un pollito de granja a quien se cría en cautividad, se alimenta a la
fuerza y se le priva de la vida libre, para que engorde más deprisa ( la
cartera del amo)
Si la
izquierda no afronta la apertura de estos nuevos frentes de lucha,
lamentablemente coincidirá con la derecha en la represión de temas básicos para
el animal humano.
"Un mirón
es un fornicador
pasivo"
Del libro LA ESTAFA SEXUAl de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente.
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