martes, 25 de octubre de 2016

Capítulo 28. La calle de la Amargura


El caso de la ducha fría. Capítulo 28. La calle de la Amargura.

La detective Sánchez utilizaba un método muy peculiar para obtener sus informaciones; por ejemplo, en el terreno de las preguntas, su táctica consistía en demandar información sobre todo lo habido y por haber, de tal forma que como no seguía el camino de hacer pocas preguntas para no levantar sospechas, si no que se manifestaba como una curiosa insaciable, nadie imaginaba que estaba pura y simplemente indagando.

Por eso, mientras el tren entraba en Zamora, preguntó al revisor:

-“Y por qué la llaman la bien cercada?”.

-“Soy el revisor señora y no un profesor de historia”.

La estación tenía su encanto, a pesar de que no había “mozos” y tuvo que cargar con el equipaje.

Una vez en el taxi, y tras fijarse en una pintada que decía: “Zamora necesita circunvalación y no circuncisión”, preguntó al taxista:

-“¿Qué tal se ven las municipales?”.

-“Muy bien, porque sólo hay una y está estupenda”.

-“No, no me refiero a las policías municipales femeninas, me refiero a las próximas elecciones a Alcalde”.

-Ah! Pues no se, igualadillas”.

-“Ah! ¿Puede que haya empate?”.

-“No, no, lo de igualadillas es porque parece que es igual una cosa que otra”.

-“Y el Hotel II Infantas ¿a qué infantas se refiere? ¿A las meninas?”.

-“Señora, soy el taxista y no un profesor de Historia”.

La cuesta de la Estación, coronada por las Tres Cruces, le pareció un lógico camino del calvario, aunque sorprendentemente esa no fuera, como le dijo el taxista, la calle de la Amargura.

¡Qué curiosa Zamora!

(Continuará)

Paco Molina de Zamora. Emitido en Antena 3 Radio de Zamora en la década de los 80 del siglo XX.



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