sábado, 29 de octubre de 2016

Castración de instintos.


Castración de instintos.
    
Y sobre todo, el fondo, el núcleo duro, el infierno y la barbarie de cada civilización, consiste en que toda educación (no confundir con Enseñanza, que sería la trasmisión de una generación a otra de los conocimientos útiles para la supervivencia), toda educación decimos, se basa en dos ideas primordiales:

Anular el instinto de placer. Anular el instinto de supervivencia.

Ambas así y en ese orden. 

Sí, porque es fundamental que el ser humano pierda la ilusión por el sexo, por el placer que su práctica proporciona, para que así, aburrido de la vida, sea más fácil manejarlo para llevarlo a muertes absurdas.

Siendo el caso más extremo, pero resultando una buena caricatura de los demás, el de los guerreros suicidas, que existen desde que estamos civilizados, y responden perfectamente al retrato-robot de lo que es el doble lavado de cerebro, hecho para anular el instinto de seguir vivo y el de querer gozar de la sexualidad.

Esa es la barbarie de todas las civilizaciones que quedan, en realidad la misma: Controlar nuestros instintos básicos de  placer y supervivencia, para que no seamos animales felices, y que prefiramos ser, y con orgullo, seres superiores, a base de llevar una vida inferior.

Siendo por eso fundamental para el Régimen que se valore más lo malo que lo bueno; el sacrificio y la renuncia más que la ternura y el placer compartido; la competencia más que la ayuda mutua; el sálvese quien pueda más que la solidaridad material y sexual extendida a todas las gentes, sin límites de belleza o riqueza o salud o enfermedad.

Del libro LA ESTFA SEXUAl de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente.




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