miércoles, 5 de octubre de 2016

Contra la fidelidad



Contra la fidelidad

La violencia doméstica es un indicio de que hay una revolución en marcha. 
Revolución no consciente, sin revolucionarios activos y sin nadie que la lidere (las propias mujeres son las que más valoran la fidelidad como prueba y base del amor), pero que está rompiendo el “statu quo” machista, o sea la tradición según la cual el hombre puede ser infiel y la mujer no.

Esto está haciendo inviable el concepto de fidelidad como prueba de amor sublime. 

O si se quiere, convertida la fidelidad en la única prueba de amor, al acabarse éste se acaba aquella y viceversa, con lo que la institución de la pareja se hace inestable, cuando no inviable.

Y ante esta nueva situación revolucionaria (se está rompiendo el orden establecido) las víctimas están siendo, precisa y lógicamente, quienes más necesitan y disfrutan las nuevas libertades, las mujeres. 

Los hombres, sin tenerlas tampoco, lo cierto es que siempre han tenido más señuelos de libertad, pues siempre estuvo bien visto que se tenga esposa y se eche alguna que otra canita al aire.

Por tanto. Sólo hay dos formas de acabar con la violencia dentro del hogar. O abolir el matrimonio. O enterrar el término fidelidad, mediante una nueva cultura donde se le quite el rango  metafísico que ahora se le ha dado. 

Nacería así lo que podría llamarse  estructura de pareja abierta.

Todo lo demás es engañarse. 

Y como la revolución doméstica continuará en marcha, favorecida por el sentido común y la propia naturaleza, seguirá por tanto aumentando la violencia contra las mujeres. 

Porque ellas se están liberando sin saberlo, y ellos, los machos, están perdiendo presuntos privilegios. 

Se trata pues de una revolución de libro: Estamos ante lo que podríamos catalogar como La Revolución Doméstica. 

Y la violencia, que como tal genera, sólo desaparecerá rompiendo el orden establecido. Con una cultura distinta y libertad.

La dificultad está en que eso nos asusta a los hombres y a las mujeres, a las derechas y a las izquierdas, a los verdugos y a las victimas.

Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente.

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