domingo, 9 de octubre de 2016

La pareja abierta.


La pareja abierta.

Una vez que se ha llegado aquí tal vez convenga recordar cosas importantes.

Conviene recordar que estamos utilizando una nomenclatura del enemigo y que cuando hablamos de sexo estamos manejando un término que inventó el Poder para reprimir el más excelso de los placeres. 

Como resulta que el amor lleva dentro, según los que nos mandan, tanto compromiso, había que inventarse un término para cuando lo que se tiene entre manos es algo más liviano. 

Así pues, nos dijeron que lo bueno de un encuentro es el amor, y lo malo, sucio y negativo, el sexo.

Conviene recordar que aceptamos caer en la trampa de usar esa palabra a cambio de que se entendiera más rápidamente de qué cosa hablamos.

De la misma manera, cuando se ha repasado la trascendencia de la familia para reproducir la escala de valores del Poder, entre ellos la represión del instinto de placer, hay que recordar que no se está proponiendo renunciar a cualquier tipo de sentimiento y meter  sexo y sólo sexo en la vida.

Todo lo contrario, precisamente se están abriendo puertas, con estos razonamientos, a sentimientos que hasta ahora son perseguidos o indefinidos.

“Como lo estaba haciendo por sexo no le pude decir , no me fuera a interpretar mal y se hiciera ilusiones, aunque en ese momento le quería”, he aquí una frase o pensamiento nada infrecuente entre ligones y ligonas de pro, que puede estar taponando el que surja algo que ni es amor (por supuesto), ni es sexo (que ni falta que  hace que sea sólo eso).


Del libro LA ESTAFA SEXUAL de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente.

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