jueves, 13 de octubre de 2016

Máximos relativos.


Máximos relativos.

Se llega al milagro de que los dos miembros de la pareja son dos máximos relativos (una paradoja, pues sólo puede haber un máximo en cada entorno, ya que éste se define como un punto que está a la máxima altura respecto a los de alrededor). 

Él es quien más vale en el mundo para su cónyuge y éste es quien más vale de todos los humanos  para él. 

Están los dos enamorados, embobados. En una situación ideal e idealizada. Son felices. No se puede ser más feliz, y se creen que les sobran los demás animales humanos y las miserias de la tierra (“contigo pan y cebolla”).

Están viviendo, además, todas las ventajas que describimos en el capitulo de la familia. 

Incluso han aprobado la Oposición Más Importante De la Vida, han sido capaces de volver loco a otro u otra y por tanto reúnen el requisito esencial para ser un humano perfecto; que si se completa con un hijo, ya es la repanocha, según mandan los cánones.

Y por encima de  todo,  lo más importante, han resuelto el problema sexual, lo hacen cuanto quieren y con quien quieren, con el amor de su vida, la mejor persona del universo.

Están en una situación de ¡bingo!: Sexo garantizado, autoestima en alza, competitividad satisfecha, condiciones materiales mejor cubiertas, cánones sociales respetados y con éxito. 

El viento sopla a favor.

Del libro LA ESTAFA SEXUAL,  de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente.


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