jueves, 27 de octubre de 2016

Críticos del mundo, uníos


Críticos del mundo, uníos.

En todos los grupos sociales hay gente maja, lo que se llama buena gente. 

Y eso viene a corroborar nuestras tesis.

En cualquier organización hay unos principios teóricos que suenan más o menos bien; eso hace que gentes de buena fe se enrolen en todo tipo de religiones, partidos, sectas, clubes.

A su vez, en todos estos grupos suele aparecer un sector crítico o respondón. 

Suelen ser los que se toman los principios al pie de la letra y entonces entran en conflicto con la organización a la que pertenecen. 

Esto suele ocurrir porque al ser ésta un bluff; creado para enganchar a la gente haciéndola subir a un tren equivocado que no lleva a la revolución que dice y sí a una vía muerta, muchos integrantes se acaban convirtiendo en enemigos, por instinto, de esa organización, al creer ciegamente en sus principios y quererlos aplicar.

Todo esto, tan frecuente, indica que la mayor parte de las asociaciones, de todo tipo, no luchan por lo que pregonan. 

Y todas esas gentes mal situadas, en el fondo y sin saberlo, están denunciando la falsedad de todo, porque perciben, olfatean, notan que algo tremendo falla.

Y lo que falla no es sólo el tema de la injusticia económica. 

Aunque no cabe duda de que es ese factor el más pavoroso y el que hace ver las injusticias en su estado más descarnado.

El hambre de los niños en el mundo viene de la desigualdad económica. 

Las muertes que se producen por no querer curar gratis a los enfermos son la plaga de la criminalidad del sistema capitalista. 

(El capitalismo se da cuando la sociedad se organiza para favorecer al capital,). 

Los asesinados, heridos, tullidos, empobrecidos por las guerras (que sólo deciden los ricos) son causa espantosa del sistema económico. 

De acuerdo. 

Eso es tan así, y tan grave y doloroso, que es lógico que las izquierdas, las mil y una izquierdas, centren su atención en dar con una revolución que acabe con eso.

Pero los pilares del sistema actual son tres, capitalismo (estructura económica imperante), machismo (conjunto de leyes y normas -entre ellas las religiosas- que favorecen al macho) y  la represión sexual  (cuya estafa se lleva a cabo a través de la ensoñación de que con el sexo del amor hay sexo de sobra).

Pues bien. No hay nada que impida que todas las izquierdas, llamando así a quienes quieren otro tipo de sociedad que no se parezca a ésta en casi nada, luchen en los tres frentes.

Hasta ahora se pensó, y se diseñó teóricamente, que caído el capitalismo todo cambiaría por sí sólo. 

Y tal vez así sea. Pero el capitalismo no ha caído, es más cada vez más gente confía en él para resolver paradójicamente los problemas que él crea.

Por tanto, es hora ya de dejar de ser sólo «anticapitalistas», y atacar también a la estructura machista, cuyo búnker es la forma de pareja cerrada y agobiante, y denunciar la estafa sexual, a la que el animal humano está siendo sometido como si fuera un pollito de granja a quien se cría en cautividad, se alimenta a la fuerza y se le priva de la vida libre, para que engorde más deprisa ( la cartera del amo)

Si la izquierda no afronta la apertura de estos nuevos frentes de lucha, lamentablemente coincidirá con la derecha en la represión de temas básicos para el animal humano.

             "Un mirón
             es un fornicador
             pasivo"

Del libro LA ESTAFA SEXUAl de Paco Molina, que busca editorial desesperadamente. 


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