miércoles, 2 de marzo de 2016

AL PRESIDENTE DEL GOBIERNO ESPAÑOL

AL PRESIDENTE DEL GOBIERNO ESPAÑOL

Mire usted, es fácil que estas letras que se le dirigen desde Zamora no las lea, y no porque entre las opiniones que se estudian en su Secretaria no figuren las que parten de este diario, sino porque, posiblemente, una de las labores de sus asesores sea quitarle preocupaciones en su periodo de descanso.

 Claro que se trata de la cuestión de lo que fue cuartel en esta ciudad y ahora es algo abandonado, en espera de que el Ministerio que preside el señor Serra consiga obtener el mayor número de pesetas posibles.

Como tal vez el asunto sea visto en el Consejo de Ministros como “pecata-minuta” se le pone en antecedentes:

Zamora es una de las cincuenta y tantas provincias que componen el Estado español, el que usted se ofreció a administrar y gobernar, siendo aceptado y querido por un amplio sector, que con su apoyo le situó en el puesto de responsabilidad que hoy ocupa.

Entre esas responsabilidades asumidas está sin duda la de evitar que ninguna provincia quede excesivamente rezagada respecto al conjunto de las otras.

Pues bien, aquí en Zamora, las cosas van bastante mal, se pierde población, se pierde riqueza, se pierden oportunidades, se pierden puestos de trabajo en el campo, se pierde en resumen no solo el “tren de la modernidad”, como vos diríais, sino que se pierde hasta el tren en el que va el resto del país.

Dato objetivo es que a estas tierras le llegan muchas ayudas de la CEE, de esas que dan a modo de salario-social para territorios desahuciados.

Por aquí se ha pensado que una de las fórmulas para evitar el posible colapso económico de la provincia y ciudad, aparte de otras, puede estar en la creación de algunas ofertas de estudios universitarios, que al tiempo que eviten la marcha de estudiantes fomenten la presencia de chicas y chicos de otras tierras que vengan a hacer sus carreras.

De esta manera muchas familias zamoranas ahorrarían gastos fuera y otras habrían de generarlos aquí.

Para dar ese paso urgen el terreno y las instalaciones del ex-cuartel y, ciertamente, tal y como van las cosas no parece que todo pueda transcurrir de forma útil para el pueblo zamorano, porque el camino de negociar el poder central contra el local(método que se está aplicando) puede llegar tarde, pues la ciudad no tiene el dinero que ustedes piden, por la sencilla razón de que está en ruinas; curiosamente por una mala gestión del mismo partido que va a permitirle a vos tomar la decisión que se le pide.

En su día, y con su beneplácito, el Estado español entregó (perdiendo el arca publica) miles de millones para salvar la Banca —es decir se dio dinero de todos a individuos particulares inscritos en sociedades privadas con ánimo de lucro—; también se fue generoso con los militares, ofreciéndoseles el retiro sin pérdida económica alguna y según se oyó, en inmejorables condiciones.

Esa reconversión fue distinta de la aplicada en astilleros, altos hornos y otros sectores, porque su Gobierno estimó que era bueno para España mimar a los armados más que a los otros, es decir, no se aplicó el mismo criterio a todos los ciudadanos y “se marcó la diferencia”.

Pues bien (lo que se le pide es que siga por el camino emprendido (marcar diferencias) y de la orden de que esos 500 o 600 millones de pesetas, que obsesivamente se le quieren sacar a los zamoranos sea “perdonados” en aras de la puesta en marcha de una política en favor de las provincias más débiles.

Con tan sencilla medida, que usted de la orden de que el dinero público que está en las arcas de la sociedad civil no pase al presupuesto de Defensa, de golpe y sin ningún esfuerzo estaría aplicando unos criterios de solidaridad, justicia e igualdad que harían cumplir mejor la tarea para que se ofreció y para la que fue apoyado.

Muchas gentes de esta zona le recuerdan cuando estuvo por aquí en 1982; fue en la plaza de toros, por favor, que no tengan que pensar, ocho años después, que vino a torearlos

FRANCISCO MOLINA MARTÍNEZ. El Norte de Castilla. 6 de Agosto de 1990


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