AL
PRESIDENTE DEL GOBIERNO ESPAÑOL
Mire usted, es fácil
que estas letras que se le dirigen desde Zamora no las lea, y no porque entre
las opiniones que se estudian en su Secretaria no figuren las que parten de
este diario, sino porque, posiblemente, una de las labores de sus asesores sea
quitarle preocupaciones en su periodo de descanso.
Claro que se trata de la cuestión de lo que
fue cuartel en esta ciudad y ahora es algo abandonado, en espera de que el
Ministerio que preside el señor Serra consiga obtener el mayor número de
pesetas posibles.
Como tal vez el
asunto sea visto en el Consejo de Ministros como “pecata-minuta” se le pone en
antecedentes:
Zamora es una de las
cincuenta y tantas provincias que componen el Estado español, el que usted se
ofreció a administrar y gobernar, siendo aceptado y querido por un amplio sector,
que con su apoyo le situó en el puesto de responsabilidad que hoy ocupa.
Entre esas
responsabilidades asumidas está sin duda la de evitar que ninguna provincia
quede excesivamente rezagada respecto al conjunto de las otras.
Pues bien, aquí en
Zamora, las cosas van bastante mal, se pierde población, se pierde riqueza, se
pierden oportunidades, se pierden puestos de trabajo en el campo, se pierde en
resumen no solo el “tren de la modernidad”, como vos diríais, sino que se
pierde hasta el tren en el que va el resto del país.
Dato objetivo es que
a estas tierras le llegan muchas ayudas de la CEE, de esas que dan a modo de
salario-social para territorios desahuciados.
Por aquí se ha
pensado que una de las fórmulas para evitar el posible colapso económico de la
provincia y ciudad, aparte de otras, puede estar en la creación de algunas
ofertas de estudios universitarios, que al tiempo que eviten la marcha de
estudiantes fomenten la presencia de chicas y chicos de otras tierras que
vengan a hacer sus carreras.
De esta manera
muchas familias zamoranas ahorrarían gastos fuera y otras habrían de generarlos
aquí.
Para dar ese paso
urgen el terreno y las instalaciones del ex-cuartel y, ciertamente, tal y como
van las cosas no parece que todo pueda transcurrir de forma útil para el pueblo
zamorano, porque el camino de negociar el poder central contra el local(método
que se está aplicando) puede llegar tarde, pues la ciudad no tiene el dinero
que ustedes piden, por la sencilla razón de que está en ruinas; curiosamente
por una mala gestión del mismo partido que va a permitirle a vos tomar la
decisión que se le pide.
En su día, y con su
beneplácito, el Estado español entregó (perdiendo el arca publica) miles de
millones para salvar la Banca —es decir se dio dinero de todos a individuos
particulares inscritos en sociedades privadas con ánimo de lucro—; también se
fue generoso con los militares, ofreciéndoseles el retiro sin pérdida económica
alguna y según se oyó, en inmejorables condiciones.
Esa reconversión fue
distinta de la aplicada en astilleros, altos hornos y otros sectores, porque su
Gobierno estimó que era bueno para España mimar a los armados más que a los
otros, es decir, no se aplicó el mismo criterio a todos los ciudadanos y “se
marcó la diferencia”.
Pues bien (lo que se
le pide es que siga por el camino emprendido (marcar diferencias) y de la orden
de que esos 500 o 600 millones de pesetas, que obsesivamente se le quieren sacar
a los zamoranos sea “perdonados” en aras de la puesta en marcha de una política
en favor de las provincias más débiles.
Con tan sencilla
medida, que usted de la orden de que el dinero público que está en las arcas de
la sociedad civil no pase al presupuesto de Defensa, de golpe y sin ningún
esfuerzo estaría aplicando unos criterios de solidaridad, justicia e igualdad
que harían cumplir mejor la tarea para que se ofreció y para la que fue apoyado.
Muchas gentes de esta
zona le recuerdan cuando estuvo por aquí en 1982; fue en la plaza de toros, por
favor, que no tengan que pensar, ocho años después, que vino a torearlos
FRANCISCO
MOLINA MARTÍNEZ. El Norte de Castilla. 6 de Agosto de 1990
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